Vivimos en un país de áticos de lujo y de sótanos como alcantarillas. En esta piel de toro hay quien vive entre nubes de algodón y quien está a pie de calle envuelto en mantas de cartón. En esta España de 4 millones de parados las desigualdades crecen por día. Quien más tiene, tiene cada día más y quien menos, cada día menos. En esta España, que están construyendo desde hace dos legislatura los llamados progresistas que prometieron el pleno empleo, existen cada vez más personas que tienen lo que quieren -baste pensar en ese grupo selecto de artistas que anuncia cremas en la TV, che come de la SGAE y que se apunta a los mítines del poder – y personas que no tienen lo que necesitan y que subsisten gracias a los comedores de Caritas.
Ayer me sorprendía que en el primer cara a cara entre Mayor Oreja y López Aguilar este último insistiera en “que los trabajadores saben que tienen de su parte al Gobierno y que el PSOE pretende salir de la crisis con políticas sociales y no contra ellas”. Estas declaraciones suenan a espejismos, porque nadie puede estar agradecido a quien sigue gastando dinero público a mansalva sin que se solucione nada. Estamos igual o peor. ¿A quién quiere tomar por tonto López Aguilar diciendo que España está en el equipo de mando de UE y el G-20 y que las políticas económicas de Zapatero influyen en Europa? Con razón le respondió Mayor Oreja diciéndole que “un país con un 17,5 por ciento de paro no puede estar en el puesto de mando de la UE».
En este país donde la brecha entre ricos y pobres cada vez se hace más grande algunos dirigentes políticos siguen hablando de Bush, de la guerra de Irak, de Franco, de si un feto es un ser humano o no, y pidiendo a la oposición que dé soluciones. Y nos preguntamos si cuando se ganan unas elecciones es para gobernar y resolver los problemas de los ciudadanos o para hacer oposición a la oposición.
Ya nadie nos puede vender que los Fondos de la Comunidad Europea traerán riqueza y generarán empleo en Andalucía: ya recibimos 34.000 millones de euros y el millón de parados no hay quien nos lo quite de encima.
¡Menos mal que en esta España, que algunos se empeñan en dividir eliminando valores y raíces y proyectos de nación fuerte nos queda el fútbol y la TV! Unos comerán caviar y otros una lata de sardina, pero la caja tonta sigue presidiendo los hogares españoles para tener a la gente entretenida y anestesiada. Lo de siempre: «Panem et circenses». Es el mejor modo para que nadie se amotine.

por @mbellido

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