Es imposible escuchar un telediario sin emitir un juicio íntimo sobre la más que posible manipulación política que se ejerce en las redacciones de las cadenas. Pocas veces tiene el espectador la fortuna de tropezar con una noticia política contada con certeza de objetividad. Incluso en esos show en los que se han convertido ciertos espacios de noticias, algunos de sus comunicadores ya son parte del mismo espectáculo de la política, son ellos más noticia que la propia noticia, sus opiniones tendenciosas pesan más que la necesidad de acceder a la verdad.
Por supuesto que, digan lo que digan y como lo digan, nada impide al espectador, después de ver y escuchar, elaborar sus propias conclusiones. Nadie obliga a creer a pie juntillas lo que se dice. Sin embargo, después de ver como se cargan las tintas y se inclina la balanza, a muchos les queda la duda de si el periodista que narra o comenta la noticia es un servidor independiente de la verdad, un empleado público disfrazado, un simple mandado en manos de los hilos del poder o, sencillamente, un fiel afiliado a un partido político con responsabilidades de portavoz.
Los conceptos de libertad de expresión, libertad de prensa o independencia periodística, se convierten a menudo en voces huecas, ilusorias, ideológicas o ambiguas, dependiendo de quien las use. La realidad es que las TV, diariamente, silencia ciertas referencias y otras las amplifica, dependiendo de a que partido pertenezca el sujeto de la crónica.
Así, muchas TV pasan de ser medios de información a ser medios de desinformación, de superficialidad y autocensura. Hay que echarle bastante cara dura al asunto cuando desde ciertos canales españoles se denuncian las anomalías de prensa y TV en Italia. Todo el mundo informado sabe del reparto político que existe en la RAI. En la Radio Televisión Italiana, estatal, pagada con los impuestos de los italianos, el tercer canal, concretamente RAI3, está en manos de la oposición. En su programación es constante la crítica a la política del gobierno.
Claramente desde aquí es más cómodo hacer demagogia sobre el tema, porque es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio. ¿Aquí sería posible una cosa así? En RTVE, ¿sería posible que la 1 siguiera dirigida, por personas cercanas al partido gobernante y la 2 por la oposición?
Lo ideal sería tener una TV pública independiente, que para eso la pagamos todos. Informar significa contar lo que sucede, tal cual, porque la noticia tiene interés periodístico y social.
¿Se persiguen otros objetivos cuando se seleccionan las noticias, se ordenan y se preparan tan sesgadas y tan faltas de objetividad? Volar en superficie es fácil, manifestarse y tomar posición depende de la conveniencia…, más difícil es escuchar todas las fuentes, contrastar, no especular y contarlo con seriedad. La independencia de los medios de comunicación es vital para una sociedad que quiere ser libre y democrática y, para ello, el periodismo ha sido y deberá seguir siendo un servicio público a los ciudadanos. El matiz propagandístico fuertemente oficial de algunas TV, debido a causas económicas y electorales, está hastiando a buena parte de la población más crítica y culturalmente exigente y está gradualmente poniendo en peligro la independencia periodística Esperemos que ésta nunca se convierta en utopía.
Manuel Bellido

por @mbellido

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