Se dice que vivimos en la era de la abundancia informativa, tenemos información a todo pasto y por infinidad de canales, pero la verdad es que muchas noticias importantes que nada tienen que ver con la política pura y dura ocupan espacio en la prensa diaria. Casi siempre encontramos la misma información y cuando nos acercamos al kiosco, así lo reflejan las portadas de los periódicos, casi todas iguales. La única diferencia es el sesgo que le dan según al partido que apoyen. Por tanto, muchas cosas pasan desapercibidas, como por ejemplo, la noticia de la carta que el pasado 30 de abril escribieron el presidente francés Nicolas Sarkozy y el primer ministro británico Gordon Brown al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, en la cual le pedían con insistencia la elaboración de medidas concretas para favorecer a las pequeñas y medianas empresas que, como expresaban en su carta, «constituyen un sector vital en el sistema económico y se colocan a menudo en la frontera de la innovación. Garantizar la continuidad de este éxito constituye la llave de la futura prosperidad de la economía europea».

Lástima que en la carta no estuviera también la firma del gobierno español, visto el porcentaje mayoritario de pymes que tenemos en nuestro país.

Nadie discute la importancia cuantitativa de esta peculiar tipología empresarial. Lo que sí pasa a veces desapercibido son sus valores ideales, una riqueza caracterizada por el extraordinario espíritu emprendedor y la capacidad de asumir riesgos, incluso familiares, para sacar adelante proyectos que, en definitiva, son los que están creando empleo en nuestro país.

Durante el mes de junio la Comisión Europea presentará una propuesta de ley que por un lado definirá el estatuto legal de las pymes y por otro aportará disposiciones para fomentar su desarrollo. Small Business Act, así se llama esta actuación, contendrá medidas concretas para liberar el potencial de crecimiento de estas empresas, intentando reducir el gravoso engorro de la burocracia administrativa que tanto pesa a los emprendedores, y por supuesto contemplando más facilidades para acceder a la financiación.

En una consulta on-line sobre el tema que se ha realizado desde la Comisión Europea, más de 500 participantes han podido expresar sus opiniones y aportar elementos para la reflexión. Evidentemente no han faltado las críticas a la presión fiscal que se ejerce sobre las empresas, o al divorcio entre universidad y mundo laboral: más del 80 % subrayaba que el mundo educativo no está suficientemente focalizado como valor hacia el mundo empresarial.

En general las aportaciones son muy sensatas y aportan buenas indicaciones en este debate que tendría que desembocar en reforzar en la UE y en las distintas Administraciones Públicas la sensibilidad y las ayudas concretas hacia las pequeñas y medianas empresas, en la mayoría de los casos abandonadas a su suerte en un mercado cada vez más agresivo y globalizado. La fuerza de las pymes son las personas y está claro que, reconociendo sus valores y liberando a los emprendedores de cargas burocráticas y fiscales para desarrollar sus actividades, se está favoreciendo al conjunto del tejido empresarial, al crecimiento, al consumo y al empleo.

Esperemos que cuando el Small Business Act vea la luz, sea una buena noticia, que todos los medios de comunicación nos hagamos eco de ella y sobre todo que el beneficio sobre las pymes sea importante.

Lo queramos o no, estos emprendedores son el núcleo más valioso de nuestro tejido empresarial.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com