Una mirada atenta a los cambios que nos trae el siglo XXI puede ofrecernos nuevas oportunidades en el campo profesional, sea para los que están ya trabajando, sea para aquellos que están buscando salir de las listas del paro. Vivimos una etapa cambiante, donde se están produciendo muchas mutaciones. Por una parte, sabemos que habrá trabajos que desaparecerán y, por otra, vemos como nuevas ocupaciones y profesiones se asoman a nuestra sociedad, debido a los avances científicos y tecnológicos.

Muchos de los trabajos actuales y, por supuesto, los trabajos del futuro hablan un lenguaje digital y tecnológico. Se abre camino una gran demanda de expertos en ciberseguridad, Blockchain, Inteligencia Artificial y Realidad Virtual; expertos en mecatrónica o especialistas en experiencia de usuarios analizada digitalmente, ocupaciones que hace solo dos años eran inexistentes.

Todas estas nuevas profesiones necesitarán personas preparadas y, precisamente, esos nuevos campos tecnológicos requieren una capacitación muy especializada. Se trata de ámbitos de formación profesional o universitario en los que, hasta ahora, la presencia de la mujer resulta escasa.

En este nuevo panorama son necesarios los llamados emparejamientos de habilidades, que en definitiva significan que hay que satisfacer la demanda con la oferta y con la preparación adecuada. En la revista Agenda de la Empresa, que forma parte del Grupo Informaria que también edita Mujeremprendedora, hemos puesto en pie, desde 2015, un observatorio para conocer cuáles serán los nuevos perfiles profesionales y así poder ofrecer ideas a las nuevas generaciones para su trayectoria formativa. Por las estadísticas con las que trabajamos en estos estudios, compruebo que aún son minoría las mujeres que escogen carreras técnicas y, aunque el porcentaje está creciendo en los últimos años, aún es insuficiente para la demanda que se avecina. La paradoja es que está comprobado que, una vez que se aventuran en carreras de Ciencia, Tecnología, Ingeniería o Matemáticas, las mujeres las sacan adelante con un gran éxito, incluso mejor que los varones. Muchos de estos estudios demuestran que cuando las mujeres estudian carreras de este tipo, tienen mejores resultados académicos y, en particular, se gradúan más rápidamente y con mejores calificaciones.

La aportación de lo femenino al mundo de la empresa tiene unas características muy particulares y el liderazgo que de ellas deriva es muy colaborativo e inclusivo.

Estas características de lo femenino llevan a las mujeres a ser muy innovadoras, ya que son capaces de ofrecer diferentes puntos de vista coordinándolos. Por lo tanto, cuando siguen un camino de capacitación científica demuestran que, una vez dentro de los equipos de trabajo mixtos, pueden aportar valor innovador y único, que sería indispensable para el avance de nuestra sociedad. También en esto, como dice Mercè Brey, “no se trata de una competición entre hombres y mujeres por ocupar los mejores puestos, sino de una colaboración entre unos y otras en pro de una auténtica diversidad”. Es lo que deseamos desde Mujeremprendedora.

Manuel Bellido

Director de Grupo Informaria