En una reciente encuesta realizada desde nuestra redacción hemos comprobado que la mayor parte de los empresarios andaluces están convencidos de que Internet es, sin duda, el elemento más activo en el quehacer cotidiano empresarial para promover productos, acelerar la productividad, la creatividad y las ventas. Nuestros empresarios también opinan que el mejor aprovechamiento de las nuevas tecnologías es fundamental para incrementar la competitividad y mejorar la economía.

Las innovaciones tecnológicas son, por tanto, y según esta encuesta, imprescindibles y vitales para la pequeña y mediana empresa, pero al mismo tiempo suponen una inversión que la mayoría, dicen, no puede acometer.

Una parte de los empresarios cree que la Administración abre vías de ayudas financieras para realizar dichas inversiones, otros no parecen estar dispuestos a dar credibilidad a esos planes que se difunden a través de campañas publicitarias y piensan que es más el ruido que las nueces, es decir, que están vacíos de recursos económicos.

Esos mismos empresarios declaran que lo que esperan de la Administración es que sustituya los discursos demagógicos en tiempos de elecciones por cifras de inversión y presupuestos aplicables, demostrando así su cercanía a los intereses de la sociedad.

Lo cierto es que por unos u otros motivos el desarrollo tecnológico de Andalucía sigue siendo asignatura pendiente, aunque le pese a ese lector que habitualmente me escribe y me llama pesimista, nihilista y alarmista por detectar algún fallo en nuestro desarrollo económico y cuestionar a veces ese supuesto progreso imparable de Andalucía.

Si Andalucía quiere progresar y dejar el vagón de cola, los empresarios tendrán que redefinir metas y estrategias y los políticos tendrán que tomar cartas en el asunto abriendo realmente vías de ayuda financiera para que en nuestras empresas se puedan aplicar a marcha forzada las nuevas tecnologías.

Un empresario de Jaén me comentaba días atrás una experiencia que desde hace unos años lo viene sacudiendo: la sensación de desbordamiento, casi de vértigo ante la aceleración de ritmo que la revolución de las tecnologías están propiciando en su sector y en consecuencia en la economía de su empresa. Constataba que sus competidores se multiplicaban y sus productos se volvían obsoletos en menos tiempo. Sentía la necesidad de estar al día, de estar mejor informado, pero no sabía cómo seleccionar una información útil ante tanto bombardeo. Quizás sin saberlo estaba retratando a su manera el paso de la sociedad industrial a la sociedad del conocimiento. Un paso que deseamos para Andalucía y no sólo de manera virtual en un spot publicitario.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com