A veces nos resulta fatigoso estar largo tiempo cabeza abajo, pero la situación internacional no nos permite coger otra postura. En la lista de enemigos que hemos manejado estos meses además de los talibán, Al-Qaeda, Osama bin Laden, tuvimos que añadir uno que no tenía rostro: la incertidumbre. Las consecuencias del atentado terrorista del 11 de septiembre, los ataques contra Afganistán, el miedo a volar, el pánico por el ántrax y un sin fin más de acontecimientos fortuitos o no, como lo acontecido en el distrito de Queens en Nueva York, afectan a la psicología de las personas pero sin duda puede terminar afectando también a las psicologías de las empresas.

Y la pregunta que nos hacíamos todos es si, en ese tira y afloja de tanta tensión y de tanto horror, podía repetirse el crac del 29, produciéndose un desequilibrio tal en el mercado que se derrumbase la economía mundial.

A veces, desde la periferia del poder económico se tiene la sensación de estar asistiendo a una partida de ruleta jugada por unos señores desconocidos, cuya suerte puede atraer o alejar el deterioro del consumo, la sombra fantasmal de la recesión global o ensombrecer las perspectivas del empleo.

Añadir estas sensaciones a las principales debilidades competitivas de la actual economía andaluza y a su bajo nivel de diversificación de los flujos comerciales y de inversión nos deja en una posición poco ventajosa para afrontar los retos de este incierto y cambiante escenario de la globalización.

A decir verdad, muchas empresas andaluzas empezaban a encontrar en los mercados exteriores un campo privilegiado para sus actuaciones, quizás porque nos hacemos cada vez más conscientes de la oportunidad que supone ser puerta entre Europa y África y puente entre el Mediterráneo y el Atlántico y porque hemos entendido que la proyección exterior del tejido empresarial andaluz puede ser uno de los factores más importante para adquirir esa competitividad y modernización que necesita nuestra economía.

Somos una más de las casi doscientas regiones europeas: con ellas competimos en el seno de la UE y en el conjunto de la esfera internacional. Tendríamos que abrir entre todos un debate sobre los mecanismos y las políticas necesarias para conseguir la internacionalización de nuestras empresas, o, dicho con otras palabras, cómo conseguir exportar más y mejor desde Andalucía. Desde la Junta se tendrían que duplicar los esfuerzos por promover los intereses de los agentes económicos y profesionales del tejido productivo, defender y proyectar lo andaluz y ayudar a todos los empresarios a hacer frente a desafíos y oportunidades. Los empresarios tendrían que perder el miedo considerando otras miras y otros mercados. La mejor defensa es un ataque y este puede ser el remedio a este mal de la incertidumbre que se pasea por las arterias económicas de las empresas europeas y más ahora, cuando tenemos a la vuelta de la esquina el uso contante y sonante de la moneda única.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com