En esta época del año nuestra mente busca de manera lúcida o inconsciente, motivaciones y razones para irnos lo antes posible de vacaciones y pasarlo bien, para poder volver relajados y en forma a la rutina cotidiana.

Nuestro objetivo primordial es eliminar las tensiones y el cansancio que hemos acumulado durante el curso. Es difícil llegar a estas alturas del año sin sentirse un poco deprimidos, algo nerviosos y, sobre todo, reventados.

A veces se llora o se ríe sin razón aparente, o seguimos echándoles las culpas a los demás de las cosas negativas que nos suceden. Por supuesto este cansancio psíquico y físico nos lleva en ocasiones a ver sólo el lado malo de las situaciones. Hasta muchas de las cosas que antes nos solían hacer disfrutar dejan ahora de ser divertidas o se convierten en un peso. Precisamente éstos son los síntomas de que estamos estresados.

Llegados a esta conclusión, nuestro principal propósito será desconectar lo antes posible y recuperarnos.

Pero hay que impedir el despilfarro del merecido periodo vacacional y aprovechar bien esos días que volarán en un periquete. La mejor solución es programar inteligentemente el tiempo para sacarle provecho, teniendo en cuenta que, para descansar, es imprescindible cambiar de actividad, de horario y de rutina.

Las vacaciones no sólo son necesarias para descansar físicamente, sino que son el tiempo ideal para crecer como personas, para reencontrarnos con nosotros mismos y, a la vez, disfrutar más tiempo de la familia y de los amigos con los que se multiplicarán las ocasiones para entablar conversación.

Este verano no faltarán temas de que hablar bajo la sombrilla o en las tardes sombreadas de la sierra o por la noche en las terrazas mientras tomamos la penúltima copa. Hablaremos seguramente de la sequía, de los apagones y de un verano que se antoja de los más calurosos de los últimos años, de las pérdidas en el campo por la ausencia de lluvias o de esas malas noticias que todos los veranos nos sobresaltan en los telediarios como latigazos de verdugo. Hablaremos de nuestros hijos, de la última película, o de la vecina de arriba y nos reiremos con ganas con el último chiste que rueda en internet.

Ojalá nuestras vacaciones estén llenas de alicientes culturales y de ocio pero, sobre todo, de buenos momentos de charla, que según nos recuerda el diccionario significa conversar, platicar sin objeto determinado y sólo por mero pasatiempo.

Como diría Ketama: “Charlando tranquilos, de cada cosa un poquito”.

Eso sí que es disfrutar.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com