La pregunta que me hago a menudo es ¿por qué razón, sabiendo que podríamos resignarnos con la vida que llevamos y dedicarnos a vivir tranquilos nos empecinamos más allá del cansancio, de los obstáculos que encontramos en nuestro entorno, de la cultura conformista que anestesia a nuestra sociedad, en escuchar a nuestra conciencia y en generar ideas y herramientas para hacer de nuestro mundo un lugar más hermoso, confortable, avanzado tecnológicamente y pacífico? Y también, ¿por qué desde el lugar que nos ha tocado vivir y trabajar, en lugar de mirarnos el ombligo, seguimos, más allá de los nacionalismos y egoísmos varios, haciendo lo posible para que en este proceso inexorable de acercamiento  -virtual o real- de pueblos y razas; en este fenómeno de aproximación de los seres humanos que se acelera hacia una unificación social, se haga desde la paz?

En una Tierra que mucho tiene en este momento histórico de “enferma y amenazada, el conformismo es una bacteria que recorre la humanidad de norte a sur. Una bacteria que contagia y paraliza, un estado mental en el que se aceptan condiciones y situaciones porque se llega a creer que es imposible realizar un cambio, una mejora o un avance.

Los que seguimos insistiendo en que la fraternidad vivida es la respuesta a los conflictos en curso, los que seguimos insistiendo que la elección de los “últimos”, de los marginados, de los pobres y “los sin trabajo” es el mejor criterio prioritario para la actividad política, los que seguimos insistiendo en que la unidad no es homologación sino el fruto del intercambio, los que seguimos soñando en que un día los hombres amarán la patria del otro como la propia, los que seguimos insistiendo en que la ciencia y la tecnología a pesar de ser excelsas y admirables, fruto del esfuerzo de extraordinarios personas, que pueden acertar pero que también pueden equivocarse, tienen que estar al servicio del ser humano, podemos parecer idealistas e ingenuos.

Los que seguimos soñando y perseverando en la realización de nuestros sueños queremos parecernos a esos capitanes intrépidos que entendieron que la victoria más dura es la victoria sobre uno mismo.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com