Hablando, hace algunos días, con una amiga crítica de arte sobre las visitas guiadas de colegios a los museos, me comentaba la ignorancia que muchos alumnos demuestran en cuestiones culturales religiosas. Me hablaba concretamente del desconocimiento que muchos tenían sobre personajes que forman parte de nuestra civilización. Es absurdo, pero es así, con la retirada de la asignatura de Religión se están poniendo también las bases para que muchos niños y jóvenes desconozcan por completo las bases religioso-culturales en que se apoya nuestra realidad occidental.
Durante siglos, los grandes pintores se inspiraron en temas religiosos y los escultores también. La producción de imaginería religiosa es impresionante en toda Europa. Grandes arquitectos consagraron sus vidas en la construcción de catedrales y monasterios. Nuestras raíces culturales están impregnadas de lo religioso. Sucede en la pintura y en la escultura como en la literatura o la música.
Imagino las caras de muchos adolescentes carentes de información religiosa preguntándose por la identidad de los personajes que aparecen en obras maestras como El Descendimiento de Roger van der Weyden, La Anunciación de Fra Angélico, La Adoración de los pastores o La Trinidad de El Greco, David vencedor de Goliath de Caravaggio, La Sagrada Familia del Pajarito de Murillo, Cristo muerto, sostenido por un ángel de Antonello de Messina, El Agnus Dei de Zurbarán, El Sueño de Jacob o el Martirio de San Felipe de Ribera, Moisés salvado de las aguas de Gentileschi, el famoso Noli me tangere de Correggio, El Tránsito de la Virgen de Mantegna, La Adoración de los Reyes de Rubens, La última cena o el San Juan Bautista de Leonardo da Vinci, la Creación de Adán de Miguel Ángel y una infinidad más de obras de arte cuyo entendimiento y contemplación requieren un mínimo conocimiento del tema.
Mirar un cuadro es sustancialmente embeberse de belleza y de eterno, sin por ello apartar el deseo de conocer también su objetivo o el objetivo del artista que lo pintó, de acercarse a la cultura en que dicha obra se produjo, de reflexionar sobre la realidad que nos presenta y, por último, de animarse a entender qué técnica se usó y cómo se utilizaron formas y colores.
Flaco favor están haciendo ciertos “progres” sin formación a las nuevas generaciones ocultando nuestras raíces, nuestro pasado histórico, el temario de las obras de arte, los personajes y la historia de la Cristiandad de la que procede buena parte del desarrollo de nuestra civilización.
Manuel Bellido

por @mbellido

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