Sí, sí, ya sé que puede parecer extraño que en puertas de vacaciones inicie mi carta hablando de ocio y de vicios; sin embargo, se diga o se silencie, se publique o no, en grupos variados, tipo familias, comunidades de vecinos, empresas o núcleos sociales, podemos encontrarnos grandes conflictos producidos por personas que se comportan de manera diferente a lo que esperaríamos y no es fácil siempre y desde el primer momento entender el porqué.

Los sociólogos lo intuyen y analizando estadísticas y estudios sobre los comportamientos del ser humano dicen que la culpa es del incremento del sentido de desorientación y desconcierto que pesa hoy sobre nuestra sociedad y que afecta a muchas personas. El sentimiento de precariedad parece dominar muchos campos de la existencia humana y dejar como secuela una gran inseguridad.

Los psicólogos también se pronuncian y añaden que la falta de una actividad constante e ilusionante o de una tarea que involucre todos los sentidos produce en muchas personas estados de ánimos que derivan en estrés, desconfianzas, miedos, animosidad y, posteriormente, conflictos. Según los expertos este parásito común ataca a personas que habitualmente tienen falta de metas y objetivos y carecen de método para afrontar sus labores.

Muchos núcleos familiares, empresas, y colectivos viven infectados por conflictos que tienen origen en el estado de ánimo de un solo individuo que puede padecer el síndrome de ‘Burnout’ o ‘quemado’. Los síntomas son muy claros: uno se siente siempre cansado, su ritmo productivo es bajo, se alimenta vorazmente de resentimientos, tirrias y animadversiones que derivan en enfrentamientos en un primer momento con fantasmas en su interior y posteriormente con adversarios reales. De ahí el paso es breve: se pasa a murmurar siempre, juzgar al prójimo, calumniar y maltratar psicológicamente a compañeros, pareja o clientes. Para ellos “los otros” son el problema, siempre.

Y, dado que el estrés es contagioso, en el entorno se va consolidando un ambiente de desconfianza, hostil, desa-fiante y de poca colaboración e interacción entre los miembros del conjunto.

Si este conflicto se produce en una empresa la gravedad se multiplica ya que el estrés laboral resulta más costoso que los mismos accidentes de trabajo. Son bombas de relojería que llevan a causar baja productividad, absentismo y costes médicos, con clara influencia sobre la economía.

Corren tiempos peligrosos y no podemos permitirnos que viva amenazada nuestra convivencia y supervivencia pacífica.

En cuanto al título de mi carta tengo que decir que no creo que el ocio sea la madre de todos los vicios, en cambio sí digo que es por lo menos la abuela de unos cuantos conflictos.

Es tiempo de vacaciones, disfruten de ‘buenos y saludables vicios’

por @mbellido

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