Me decía hoy el dueño de una tienda de bicicletas, que para su negocio está siendo un buen año. Ha vendido muchas bicicletas durante el pasado año y está vendiendo muchas bicicletas durante estas fiestas. Dos ruedas, un sistema de trasmisión, unos pedales, un manillar, un cuadro metálico y la fuerza de las piernas del ciclista están haciendo de este vehículo, la solución a muchos problemas que ha traído la crisis económica. El coste de la gasolina que se ha ido disparando, los gastos de mantenimiento de los coches, las averías que se han ido produciendo y no reparando han hecho que muchos hayan sacado del garaje la vieja bicicleta o hayan comprado una nueva. Muchos la han redescubierto como medio de transporte diario y en lugar de usarla ocasionalmente solo los fines de semanas, han comenzado a practicar el pedaleo para ir la escuela, ir al trabajo o para desplazarse por la ciudad. A este uso también han aportado facilidades la proliferación en los últimos tiempos de los carriles bici en las ciudades, reduciendo el riesgo de pedalear en medio a vehículos más rápidos y pesados.
Los amantes de este medio de transporte siempre han difundido que es un medio sostenible, ecológico, sano y económico. No se imaginaba Karl von Drais, padre de la bicicleta, que su invento se habría convertido en una de las soluciones solución a la crisis económica del 2013