Para ti, que te vas…

Hoy preferiría perderme dentro de un viento de pájaros y trasladarme a otra estación, pintar una primavera en esta recortada plaza de ciudad presidida por aquel que cantaba a los angelitos negros, llenar sus árboles de flores y manchar de luz de sol templado este día de julio que se está poniendo gris.
Para algunos empiezan las vacaciones, se irán y la ciudad se quedará un poco más sola. Los que se van dejaran en cada rincón vivido una flor de nostalgia para los que se quedan.
A la espera de despegar para Nueva York e irme yo también, seguiré llenando mis noches de ideas, escribiré versos llenos de melancolía, seguiré tirando piedras sobre los tejados del poder y apretaré entre mis brazos momentos de amor. Cambiaré las corbatas de seda por un vaquero y una camiseta, sobre mi bicicleta respiraré mañanas frescas antes del calor. Respiraré ese mar desconocido en las horas largas y vacías de este verano de ciudad que será interminable como atravesar dunas bajo el sol.
Me sentaré delante de este ordenador y, como quien escribe un mensaje para lanzarlo después en una botella al mar, seguiré escribiendo para que tú, estés donde estés, sigas arrancando momentos felices que acompañen tu andar.
Te deseo lo mejor, te deseo platos repletos de alegría, ramilletes de serenidad, algunos gramos de añoranza, sonrisas de noria iluminada, arena blanca para pasear, fotografías y música para recordar.
Aunque no será lo mismo y encontrarás a otra gente, ojos y voces diversas, sufrirás horas lentas aunque vayas deprisa, aquí me podrás encontrar, será como una escalerilla para subir a esas nubes de algodón a muchos metros de altura y respirar aire nuevo. Pásatelo bien, buena suerte y mucha fortuna.
Manuel Bellido