Son muchas las mujeres, entre 25 y 54 años que en España se ocupan diariamente del cuidado de alguien: hijos, abuelos o personas con dificultades de salud. Muchas de ellas, la mayoría, contribuye además muy activamente a la economía familiar. La mayoría,  trabajan todo el día. Solamente un porcentaje menor lo hace en jornada reducida. Las estadísticas que he leído recientemente al respecto no pueden dejar indiferente y hacen reflexionar. Estas mujeres son las que sostienen el esqueleto de la sociedad ocupándose durante muchas horas del día de otras personas a través de infinidad de actividades en casa o fuera y además tienen un trabajo por cuenta ajena para sostener la economía familiar.  Conozco casos concretos, de un valor extraordinario, como el que he conocido esta mañana.  Si  además situamos estos casos  en el momento histórico que atravesamos donde la crisis económica  ha llevado a muchas familias a situaciones de mucha penuria, sus protagonistas son verdaderas heroínas.

Para muchas de estas mujeres, llevar esta vida roza lo heroico. La  conciliación es una magia que tienen que realizar cada día pagando a menudo el precio de dejarse la  salud por el camino.  Conciliar la vida familiar y laboral en ciertas circunstancias es humanamente imposible.

Cuando aún no se ha superado del todo el viejo modelo de pareja con el padre como proveedor económico, que delega en la madre el resto de las funciones parentales, nos encontramos que en muchas familias ese doble papel lo tiene que asumir la mujer.

Paquita me decía el otro día que en su empresa nadie tomaba iniciativas para conciliar la vida laboral y familiar. Otra amiga ha tenido que reducir su horario a mitad jornada para poder atender a sus padres que están enfermos.

Más de una vez he asistido a comentarios poco agradables cuando una compañera tenía que abandonar la oficina para acudir a la guardería a recoger al hijo que se había puesto enfermo y no contaba con nadie para hacerlo por ella. En circunstancias normales  cada mujer puede establecer en su vida una u otra prioridad: quedarse en casa y cuidar a sus hijos, tener un trabajo e impulsarse en una carrera profesional, ayudar a los padres ancianos  o estudiar. En estos tiempos que corren las circunstancias obligan a muchas mujeres a transformarse en equilibristas y trapecistas, siempre dispuestas a realizar muchos saltos mortales  durante el día.

Esta mañana una madre de familia, separada, con dos hijos pequeños y su madre enferma, me ha contado su experiencia de vida daría. Sé que no es la única, miles de mujeres viven diariamente experiencias similares, con abnegación, generosidad y sin mirarse por un momento al espejo de sus necesidades.  Isabel trabaja siempre, sin pretextos y justificaciones, sin descanso, sin evadir ni una sola de las tareas desagradables que tiene que acometer diariamente. Isabel es una mujer sencilla, para mí una verdadera heroína.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com