Se sigue demostrando que el nivel moral de parte de las Administraciones Públicas y de la clase gobernante es muy bajito. Un peligro más grave y difícilmente afrontable que las crisis económicas. Aquellos que tienen en mano la maquinaria del poder político, no dejan de sorprendernos con el mal uso del dinero público para conseguir una ventaja ilegítima. Hoy daba vergüenza asomarse al panorama mediático. El índice de corrupción va alcanzando niveles insospechados. ¿Habrá algo más ruin que robar y enriquecerse a costa del pueblo? Una rara madeja de complicidades destinadas a delinquir se ha ido construyendo al interno de los partidos y de las administraciones públicas a lo largo de los últimos años, aparejadas a la impunidad que el poder político reserva a quien lo ejerce. A veces incluso lo funcionarios optan por el silencio tolerando vergonzosos compartimientos bajo el criterio de una falsa solidaridad o simplemente por miedo. ¡Cuántas veces me han llamado idealista cuando escandalizado por algún caso de corrupción me sorprendía y lo expresaba en ambientes de la Administración!

Noticias como las que venimos escuchando en estos años sobre los falsos ERE, el caso de los cursos de formación, el caso de la familia Pujol, la operación Púnica, el de las tarjetas opacas, el del exlíder del sindicato SOMA-UGT, Fernández Villa,  etc., desmoralizan a la ciudadanía y propician un clima de sospecha sobre la política y los políticos nada recomendables para el buen funcionamiento de la democracia.

Carlos Lemes, presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) decía hoy que “España necesita referentes ético”  Pues sí, porque la cultura del todo vale, se ha ido extendiendo como una mancha de aceite. ¡Cuántas veces he escuchado la frase “total, todos hacen lo mismo”,  quitándole importancia a este tipo de acciones y argumentando que aprovecharse ilegalmente de los bienes del Estado, que son los de todos nosotros, no es estrictamente un delito! La sociedad adolece de una falta de valores y de modelos éticos, y eso está terminando por quebrar profundamente nuestra convivencia.

Viendo lo que estamos viendo y escuchando lo que venimos escuchando, no sabría decir si en la sociedad actual todos tenemos claro lo que es un acto no ético.  Ese relativismo desarrolla, sin duda una serie de conductas  permisivas y tolerantes frente a la violación de las reglas morales o de las leyes. Como la pescadilla que se muerde la cola, unos toleran la corrupción y otros se corrompen apoyándose en ese permisivismo. No nos extrañemos que noticias de corrupción y de violación de las reglas morales o de las leyes sigan produciéndose, ante la perplejidad de algunos, la indiferencia de otros y el acenso de populismos demagogos que se aprovechas del desprestigio de los grandes partidos.   Estas son las cosas que enferman y distraen a España de una recuperación y de un progreso que necesitamos para vivir todos mejor.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com