Es impresionante constatar una y otra vez la importancia que tienen las emociones en las relaciones que se establecen al interno de las empresas, de los grupos, de las parejas, en la sociedad en general y lo que éstas significan en cuanto a la percepción y ejercicio de los valores. Desde mi modesto punto de vista, creo que la mujer tiene muchas ventajas en este campo, al poseer una inteligencia natural y práctica en relación con el mundo de lo primario, el mundo emocional. En muchos casos he podido comprobar, por experiencias vividas o conocidas, que esa inteligencia en la mujer conoce y domina con más facilidad las emociones primarias y, al mismo tiempo, es capaz de postergar la retórica, el placer, las discusiones vacías o la pasión momentánea al sentido social o vital, que, en definitiva, es el que construye realidades positivas en la vida.
Desde el mirador que me proporcionami experiencia profesional y sin pretensión de sentar cátedra, creo que ciertos aspectos psico-fisiológicos que caracterizan a la mujer la dotan de una sensibilidad específica para desarrollar la inteligencia emocional.
La inteligencia emocional mejora todas las relaciones, hace desaparecer la violencia social, de cualquier tipo que sea, aporta armonía, equilibra las tensiones y las pulsiones humanas.
El hombre se ha proyectado desde siempre en el mundo con los menesteres útiles, la mujer lo hace, desde hace siglos, también con la donación de sí misma, mientras que en su ser reproduce naturalmente los ritmos y los ciclos vitales de la naturaleza. Si una de las características mas apreciadas del hombre es el “hacer”, en la mujer es el “ser”. La mujer construye y crea como el hombre y, cada vez más, es parte protagonista y activa de la ciencia, de la filosofía, del arte, de la política, pero, además, la mujer genera. Tengo amigas con las que a menudo mantengo diálogos entrañables y siempre terminamos recolocando mis posibles abstracciones al centro de valores trascendentales. En la mujer el ser está por delante de las teorías, el operar positivamente y concretamente por delante de la especulación, y la intuición prima casi siempre sobre los discursos retóricos. A veces la sensación que me invade es que la mujer es capaz de penetrar inmediatamente en la existencia, probablemente por su maternidad que, en definitiva, significa generar y salvar.
No sé si mi reflexión coincide con los extraordinarios estudios de Daniel Goleman sobre la Emotional Intelligence. Hablo por mis experiencias y lo que estas me han transmitido. Una mujer a la que admiro me dijo una vez que el secreto del éxito y de la felicidad está en las emociones y en la capacidad para entenderlas y manejarlas. Ella es la prueba de que es así. Su equilibrio y serenidad son contagiosos.
No sé si la inteligencia emocional se puede aprender como se aprende la geografía o la Historia. Espero que sí, que sea posible educarla, pero de lo que sí estoy seguro es de que siempre es buen momento para comenzar a conocernos mejor a nosotros mismos, a nuestras emociones y a nuestras reacciones. Intentar moldearlas o educarlas para que contribuyan a construir el bien nuestro y de los demás es seguramente el mejor de los objetivos.

por @mbellido

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