Este año, durante las vacaciones veraniegas, parece que ha renacido un nuevo amor en las andaluzas y en los andaluces. Concretamente durante los meses de julio y agosto, por lo que detectamos en las cifras de ventas, parece que en nuestra región se ha redescubierto el interés por los libros de Historia. Desde hace años nos situábamos entre los más flojos lectores europeos en este género, ahora las cosas están cambiando. Mi satisfacción es intensa, recordando las vacaciones de mi niñez que yo pasaba ensimismado en la lectura, entre chapuzón y chapuzón, en la playa de Valdelagrana en el Puerto de Santa María. Los tres mosquetero, Los últimos días de Pompeya, La cabaña del tío Tom fueron mis primeros deleites literarios. Hoy, cada vez que salgo de viaje, me llevo un cargamento de libros.

Este verano, entre los libros interesantes que he podido leer, uno en particular me ha gustado por su profundidad y calado: ‘Senza radici’. (Sin raíces) Europa, Cristianismo, Islam y relativismo. Los autores son Marcello Pera, actual presidente del Senado italiano y Joseph Ratzinger, cuando aún era Cardenal. Un hombre de Estado y un hombre de Iglesia confrontan sus análisis sobre la situación espiritual, cultural y política de Occidente y en modo particular de Europa. Ambos personajes parten de dos posiciones diversas, pero descubren una convergencia común acerca de las causas de la crisis y de los remedios que podrían corregirla. Concuerdan en la necesidad de una renovación espiritual de nuestra sociedad, incluso antes de una renovación política. Al terminar el libro se comprende cuanto necesario sea para nuestra Europa un crecimiento moral que dé sentido al desarrollo social, económico y tecnológico. El libro es una fotografía lúcida de una enfermedad vírica que atraviesa nuevamente nuestro continente: el relativismo. Europa parece tener miedo hoy de sus raíces y algunos están intentando arrancarlas por ignorancia o por pretensiones de cambiar el sentido de la Historia.

Como todos los buenos libros, también éste me ha hecho reflexionar más allá de sus posiciones. Son demasiados los interrogantes que se presentan ante las mujeres y los hombres de hoy y se trata de temas demasiado importantes como para ignorarlos. La conclusión que saco es que es bueno no perder nunca de vista la Historia. Su estudio nos brinda la posibilidad de analizar mejor los problemas y las oportunidades que se desarrollan en la sociedad, en la cultura y en el mundo en general. Una mirada atrás nos ayudará a encontrar eventuales alternativas de acción frente a los problemas de hoy. Ya Cicerón, el político y orador romano, señaló que la Historia es maestra de la vida y que no saber lo que sucedió antes de que uno naciera equivale a seguir siendo un niño para siempre.

por @mbellido

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