Mi abuelo tenía un huerto. Alguna de la gente mayor que conocí en mi infancia poseía un huerto o un jardín. Tener una parcela de tierra para cultivar plantas o verduras era un privilegio.  Eran espacios cerrados destinados a ocupar el tiempo libre y convertirse en el paisaje natural e idílico de sus dueños; pequeños oasis donde cabía toda la naturaleza. Hoy  esos pequeños vergeles han roto sus barreras. Hoy todos los habitantes de la Tierra somos privilegiados.  Hoy todos poseemos un gran jardín,  una inmensa parcela de naturaleza. Es el planeta Tierra. También este gran vergel tiene sus límites, una forma diversa de límite, la conciencia de su fragilidad y de su naturaleza perecedera. Con mayor o menor empeño todos somos jardineros u horticultores. Todos comprendemos la importancia de preservar y proteger  este gran jardín de  los modelos de desarrollo desmedido e incompatible con la lógica de la Vida.   ¿De qué sirve una casa o un trabajo sino se cuenta con un planeta tolerable donde situarlos? ¿De qué sirve una economía sino valora la vida, sino es capaz de elaborar un plan que garantice la protección de los recursos naturales para el beneficio de las generaciones futuras? La economía nunca es socialmente neutra, tienen el poder de dominar, en el bien y en el mal la vida de una nación, de un continente  y hoy, con la globalización, la vida de los ciudadanos del mundo. Es necesario que pasemos de los discursos utópicos o de las demagogias radicales a las realizaciones sostenibles concretas. Es importante que hagamos todo lo posible desde todos los ámbitos, personal y político,  pequeños pasos adelante, para demostrarnos que es posible vivir diversamente en los espacios urbanos que la Tierra nos ha alquilado salvaguardando presente y futuro.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com