n la Divina Comedia, Dante, reparte a los condenados en tres categorías, cada una localizada en una sección decreciente de la cavidad subterránea. Dante describe el infierno de manera magistral mientras realiza con Virgilio ese viaje al mundo de ultratumba.  Así, con matices, más o menos distintos, hemos imaginado siempre ese lugar, que según casi todas las religiones, después de la muerte son torturadas eternamente las almas de los pecadores. En el judaísmo lo llaman Gehena, Tártaro en la mitología griega o inframundo en otros textos.

Sin embargo la percepción que tenemos,  cada vez más, por los acontecimientos y por ese extenderse  del mal en la sociedad,  es que el infierno no culmina en el centro de la Tierra como lo describe la obra maestra del poeta italiano, sino en su superficie. El filosofo alemán Schopenhauer lo situaba ya para mucha gente sobre la Tierra.

De hecho, a menudo, ciertas situaciones,  el ser humano las denomina infernales. Casi siempre aquella donde el mal ha actuado. ¿No fueron experiencias infernales las de Auschwitz o las del Gulag? ¿No fueron un infierno los genocidios de Ruanda o Guatemala?

¿No se produce un infierno cada vez que se hace uso de armas de destrucción masiva en algún lugar del mundo o cada vez que hay  asesinatos de masas, como ocurre con el terrorismo? Existen infiernos a gran escala y a pequeña escala. También en la relación entre dos personas se puede producir un infierno. Ya lo decía Dostoievski, “¿Qué es el infierno? Yo sostengo que es el sufrimiento de ser incapaz de amar”

El mal existe y allí donde opera y mangonea, se ausenta la paz, la armonía, la concordia, el acuerdo. Se ausentan la moral, la bondad y la solidaridad. El mal no es ajeno a la libertad sino inherente a su esencia y por ese motivo campa a sus anches donde quiere y como quiere produciendo dolor. Transforma la belleza en horror, la disponibilidad en explotación desvergonzada y la dependencia en opresión salvaje. Solo la solidaridad, la honradez y la verdad  pueden  transformar esas partes del mundo que se consuman en llamas y situaciones que a gran escala o a pequeña escala  dejan un sinsabor pueden desviarse hacia finales inesperados con tonos más esperanzadores.

por @mbellido

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