Imagen que sacude la conciencia

A veces cuando salgo a pasear en medio de la naturaleza llevando mi cámara fotográfica e intentando con ella perpetuar  una imagen de espacio-tiempo bien definida, desearía realizar alguna vez el sueño de plasmar en un solo fotograma algo en continuo devenir. Sería extraordinario, poder fijar en un solo encuadre un tiempo que trascurre. Las olas en su ir y venir, el agua que fluyen en el cauce de un rio, el movimiento de las hojas, el desplazamiento de una hormiga. Hoy hubiera querido realizar ese sueño en la calle  mirando la escena inmóvil de una mujer recostada sobre un poyete, junto a un vaso de plástico. La mujer arropada con viejas prendas dormitaba. Hubiera querido fotografiar su sueño, esas imágenes que corrían dentro de su cerebro. Con una exposición en baja velocidad habría descubiertos los contornos de su pasado y el camino recorrido hasta ese rincón de la ciudad, su estar y su existir lastimado  en el presente y, quizás,  un  posible anhelo de futuro que probablemente escapaba y corría más deprisa que sus endebles y enfermas piernas. Intuía esa imagen de su sueño que iba y venia, que desaprecia, que migraba hacia otras sucesiones de sueños y hacia otros espacios-tiempo. Es la imagen de la pobreza que nos va dejando el tránsito de la crisis. Fotos fragmentadas que fijan y determinan historias de seres humanos que no conocen la prima de riesgo, ni las “preferentes”, ni la deuda exterior, ni los altibajos de la Bolsa, pero si sufren sus consecuencias. En mi vida  y en mi condición de pasajero en tránsito,  he fotografiado a menudo atardeceres rojos entre nubes oscuras, sombras en las arboledas, huellas en la tierra…, imágenes de materia que desvanecen con mi percepción del tiempo y que aunque plasmadas en la vida de  esa milésima de segundo, no trascendían en la conciencia.  Hoy la imagen de esta mujer ha sido una especie de sacudida a la conciencia. Me ha hecho recordar eso que Gandhi repetía a menudo: “Todo lo que se come sin necesidad se roba al estómago de los pobres”  Esperemos que esta crisis nos haga a todos más sensibles y sepamos mirar a nuestro alrededor siendo más solídales.  No se trata de dar más limosnas a los pobres, se trata de hacer algo para que puedan vivir si recibirla.