Me acaban de pasar un informe recientísimo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que me ha dejado de piedra, vamos, que me ha hecho reflexionar. Esta Organización de cooperación internacional, compuesta por treinta Estados y cuyo objetivo es coordinar sus políticas económicas y sociales, realiza todos los años estudios para medir las diferencias en calidad de vida entre 18 países industrializados. El informe que he tenido entre mis manos posiciona a los hombre españoles entre los que más tiempo de relax diario se conceden, medido en proporción con el de las mujeres españolas. De hecho, según datos de la Society at Glance 2009, los españoles ocupan el puesto número quince, entre dieciocho: diariamente disfrutan de 80 minutos de tiempo libre más con respecto a las mujeres.
El gráfico con la lista de países nos deja en muy mal lugar, detrás de nosotros están italianos, polacos y mejicanos, un grupo de países, que revelan con estos datos un grado de machismo evidente.
El hombre descansa cuando llega a casa y la mujer sigue trabajando.
Los noruegos, suecos, alemanes, neocelandeses y japoneses son los mejor posicionados en sentido contrario: tienen casi el mismo tiempo libre que sus compañeras.
¿Qué hacen las mujeres españolas en esos 80 minutos que los hombres descansan, relajados en el sofá, viendo la televisión, leyendo la prensa? Muy sencillo, se ocupan de las tareas de la casa, en una palabra limpian. La OCDE subraya en este aspecto que esos minutos donde la mujer trabaja más que el hombre son “unpaid work”, trabajo no remunerado. Mi madre tenía una técnica de supervivencia para equilibrar el tiempo libre con mi padre: “Hoy planchas tú”, una verdadera proeza.
A veces funcionaba.