A medida que van pasando los días, vamos encontrando en la prensa mayor cantidad de noticias sobre las elecciones europeas del 25 de mayo. Los candidatos participan en actos, hacen declaraciones y  aprovechan la mínima ocasión que los medios de comunicación le proporcionan para dirigirse a los ciudadanos.  Se distinguen ya los que apelan empiezan a apelar a la emotividad y los que apelan a las razones. En estos primeros compases de campaña observo quien claramente ha optado por tocar el ánimo de los españoles, tratando de llegar a ese “corazoncito” donde anidan las emociones, positivas o tristes, según las circunstancias de cada uno. Ciertamente, todos lo sabemos,  la emotividad no es el mejor terreno para el desarrollo de las ideas, que requieren reflexión, sin embargo esta estrategia para captar votos, parece que funciona sobre todo en determinadas capas sociales.

Estoy convencido que una parte de nuestro electorado reflexiona, razona los procesos, los pro y los contra y las propuestas. Otra parte llega más superficialmente al voto. El sentimiento marca la decisión sin mayor elaboración. La estrategia del voto emotivo se basa en frases y palabras claves ante las cuales es difícil no estar de acuerdo, pero en realidad no significan nada. Cuando se pide el voto para lograr  un cambio en Europa a favor del crecimiento y el empleo, pero no se explica cómo se quiere lograr, se apela a un buen sentimiento que todos tenemos, pero no nos están dando los elementos para saber si  nos están vendiendo humo o no. Otras de las características de las estrategias electorales es la del ataque personal al contrincante. A menudo cuando ciertos partidos políticos no tienen programas electorales rigurosos, propuestas o argumentos serios sus líderes, dedican sus intervenciones a verter sospechas sobre el candidato del otro partido. Parece ser que entre 3 y 4 millones de electores están indecisos o son reacios a ir a votar el 25 de mayo, a ellos precisamente van dirigidos ciertos discursos que tiene toda la pinta de ser utópico, irresponsables y vacíos de razones.  Estrategias emocionales es lo que menos necesitamos en estos momentos los españoles. Necesitamos que se nos explique cómo será la construcción pausada de la política europea de los próximos años. Después de la crisis que hemos atravesados los españoles no creen ya en movimientos volcánicos prometiendo paraísos terrenales de bienestar social, ni en políticas que atraviesen  emocionalmente sus vidas. Necesitan políticas que garanticen el futuro aunque en el presente tengan que ajustarse el cinturón. Seguiremos observando atentamente los discursos de los candidatos y el grado de demagogia o de rigor que contengan.

 

 

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com