“El Quijote es una obra maestra de sensatez”

Entrevista a Francisco Márquez Villanueva con motivo del IV centenario de la primera edición de Don Quijote de la Mancha, realizada en diciembre de 2005

Francisco Márquez Villanueva  nace en Sevilla en 1931. Ha ejercido la docencia desde 1954 en universidades de España, Estados Unidos y Canadá, y ha sido invitado por centros académicos de Francia, Alemania y México. En la estela de los trabajos emprendidos por Américo Castro, sus investigaciones históricas y filológicas sobre diversos aspectos de la Edad Media hispánica y los Siglos de Oro han quedado plasmados en una abundante bibliografía, reconocida por su originalidad de enfoque y brillantez estilística. Entre sus libros destacan especialmente Espiritualidad y literatura en el siglo XVI, Personajes y temas del Quijote, Orígenes y sociología del tema celestinesco y El concepto cultural alfonsí. Actualmente es titular de la cátedra de investigación Arthur Kingsley Porter de la Universidad de Harvard y miembro del Consejo Ejecutivo de la Cervantes Society of America. Es Hijo Predilecto de Andalucía. (Nos ha dejado en la ciudad de Boston el sábado 15 de junio de 2013 a los 82 años)

Manuel Bellido: Cervantes, un espíritu en libertad frente al problema humano de su tiempo, ¿tiene algún mensaje para el nuestro?

Francisco Márquez: Cervantes es un espíritu en libertad frente al problema humano de su tiempo, del nuestro y del futuro. Cervantes es un auténtico genio universal, Patrimonio de la Humanidad y por supuesto un honor y un orgullo para España. Su visión es tan profunda que no hay ningún aspecto fundamental del problema humano que haya escapado a su mirada y a su elaboración artística. Es decir, que nos encontramos ante un fenómeno literario de proporciones vastísimas.

El Quijote es una obra de máxima envergadura, a la altura de la Divina Comedia de Dante o de la Iliada de Homero. El Quijote está en el estrato de esas cinco o seis obras permanentes, absolutas y modélicas de la literatura. Precisamente la orientación de Cervantes es la de una comprensión muy profunda del ser humano.

Es un hombre que tiene un sentido muy especial de comunión, de empatía con el ser humano y en consecuencia su aportación es notable en su época, para los problemas políticos, sociales y religiosos que siempre afronta con una extraordinaria profundidad. Por eso cada vez que lo leemos nos ofrece aspectos nuevos. Es un libro inagotable, un libro para toda la vida. Y cada vez que lo leemos nos da una nueva cosecha de riqueza que anteriormente nos había pasado por alto.

MB: ¿En qué medida y de qué modo Andalucía incide en la creación cervantina, y particularmente en el Quijote de 1605?

F.M.: Pues de una manera fundamental, porque Cervantes ha tenido en Sevilla,  en esa etapa que trabaja para el Fisco Real,  una serie de experiencias humanas de extraordinario valor, teniendo en cuenta también  que Sevilla en ese momento es una de las ciudades mas al rojo vivo de todo el mundo, desde luego de toda Europa, ya que está asumiendo una nueva modalidad de vida, una vida que ha superado de mucho el estadio medieval.

Por otra parte Sevilla es una ciudad  en ese momento muy mal gobernada. Es ingobernable porque las instituciones son demasiado viejas para funcionar eficazmente con los nuevos y recientes problemas de ámbito político y económico y para los cuales no hay todavía respuestas adecuadas.

El Cervantes que vuelve a la Corte a Castilla, después de su estancia en Sevilla,  es otra persona, no es la misma.

Aquí en Sevilla, Cervantes ha experimentado un enorme cambio de orientación ideológica: ha pasado de ser una persona muy conservadora a ser todo lo contrario.

Después de la experiencia de Sevilla,  Cervantes tiene una visión muy particular  del Estado de Felipe II, lo piensa  como un magno fracaso. Es lo que representa ese maravilloso poema, el soneto ‘Al túmulo del Rey Felipe II’. Sin Sevilla, Cervantes no hubiera escrito El Quijote.

El Quijote es una obra de extraordinaria madurez y escrita después de haber visto, diríamos,  la comedia humana con todas sus posibilidades y funcionando ya bajo un signo  de modernidad La experiencia sevillana ha sido fundamental para él.

 MB: EL Quijote ha sido capaz de trascender en cuantas manifestaciones culturales podamos enumerar: literatura, filosofía, cine,  música, pintura. ¿Podría sacarle provecho también el mundo empresarial?

 FM: Naturalmente que sí. Cervantes tiene también una sensibilidad para lo que podríamos llamar el problema económico. Tengamos en cuenta que tuvo que ganarse la vida en el mundo de los negocios. Si hubiese tenido que vivir de lo que le daba la literatura, el pobre se hubiera muerto de hambre y su familia también. En  Sevilla sabemos que se despierta en él un interés profesional porque en esa etapa  él recibía una compensación económica muy limitada por el cargo oficial que ostentaba, además a veces no se lo pagaban o se lo pagaban con años de atraso y si no hubiera estado muy metido en el mundo de los negocios, que era el tejido, la urdimbre de esa sociedad y del tipo de vida que imperaba en Sevilla, no hubiera tenido posibilidades de sobrevivir. Existen documentos que lo acreditan, no es ninguna hipótesis aventurada, ni mucho menos. En su obra hay mucha sensibilidad hacia problemas de carácter económico. Esto ha sido un aspecto absolutamente inédito debido a la nula atención que la critica le ha prestado hasta hace poquísimo tiempo. Hoy tenemos un especialista en este aspecto de Cervantes, el Cervantes dueño de una mentalidad económica, de ideas propias. Es la obra de un antiguo estudiante mío, Carlos B. Johnson, profesor de la Universidad de Los Ángeles que ha escrito varios libros en este sentido y que sería útil que se tradujeran al español porque ayudarían a comprender muchos aspectos insospechados de Cervantes.

Cervantes prestó atención a la economía, a la administración, etc., y esto nos lleva a comprobar lo que hemos dicho antes, que no hay aspecto importante de la actividad humana y problema profundo que no haya recibido de algún modo  su  atención, y una atención nunca mayoritaria o nunca mostrenca, sino una atención refinada y creadora. Cervantes es, en estos momentos,  no sólo un poeta sino un pensamiento creador aplicado a todo lo que toca.

 MB. ¿El fondo de la novela de Cervantes es un interrogante, una posición moral o un homenaje al ser humano, a su derecho a soñar y a su libertad para opinar? ¿Con qué aspecto se queda?

 F.M.: Pues con los tres. Me quedo con los tres. Son tres aspectos que usted ha tocado con gran acierto y que no pueden separarse uno de otro.

En conjunto, lo que Cervantes nos ofrece en sus pensamientos, absolutamente únicos y suyos, está basado en corrientes, en flujos de ideas ligadas a lo más avanzado del pensamiento de su tiempo, pero siempre con una inflexión original.

Y esa fórmula final de Cervantes, esa sensibilidad última, es de una gran apertura, es de alguien muy liberal, pero no en el sentido moderno. Es la sensibilidad de alguien que tiene una empatía muy abierta y muy compleja por aspectos del ser humano y al mismo tiempo, muy propia, muy suya, muy simple. Esta es la paradoja.

En Viaje del Parnaso, una de sus últimas obras, el propio Cervantes nos deja una especie de confesión acerca de lo más profundo de su conciencia literaria. Nos dice como realmente todo su arte va encaminado en una dirección, que es la de divertir,  en el sentido de liberar al hombre de sus preocupaciones, de liberar al hombre de sus frustraciones, de sus penas.

El Quijote nos sirve en esos momentos que estamos cansados, hartos, con mal humor. Leyendo esas páginas nos ponemos contentos.

 MB: ¿Qué mensaje nos da Cervantes en el Quijote?

F.M.: En Cervantes no hay nada que no sea complejo, que no admita ser entendido desde muchos puntos de vista. Cervantes no es, en ningún momento, dogmático, no nos da una doctrina filosófica, no nos da una ética peculiar: él lo único que nos dice es: cuidado,  no se precipiten ustedes, cuidado, que todas las cosas humanas pueden verse desde muchos puntos de vista, piensen, utilicen la cabeza. Ese es en realidad el mensaje de Cervantes.

Hay que tener en cuenta que aunque a veces nos parezca un poco evasivo, él no lo era en realidad, porque el problema esencial de los españoles de entonces, era que la gente era muy pagada de sí, muy precipitada, muy orgullosa, gente que veía las cosas en blanco y negro.

Lo que más necesitaba la gente de su época era precisamente eso, renunciar a las soluciones fáciles, a las ideas en blanco y negro, tener en cuenta la complejidad de la vida y del ser humano y, ante las dificultades que la vida cotidiana presentaba a diario, no dar soluciones con fórmulas prefabricadas. Cervantes nos dice que  empleemos la cabeza y que a lo mejor terminaremos haciendo lo contrario de lo que pensábamos que íbamos a hacer. Ese es el auténtico mensaje de Cervantes. Como se ve es un pensamiento tremendamente polivalente y complejo.

Siempre cabrá una interpretación nueva de esa actitud, por eso puedo decirle que cuando pasen siglos, si la especie humana no se ha extinguido todavía, tendremos siempre  nuevos modos de admirar y de amar a Cervantes.

Manuel Bellido Bello

por @mbellido

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