«Avanzar hacia la igualdad es una cuestión de justicia social, de eficiencia y de rentabilidad»

Entrevista a Bibiana Aído. De políticas de igualdad, conciliación y compromiso hablamos con la que será recordada siempre como la primera ministra de Igualdad de nuestro país, que este mes celebra con Agenda de la Empresa el Día Internacional de la Mujer

Agenda de la Empresa: ¿Qué opina de los que ven el Ministerio de Igualdad como un ministerio florero, con escasas funciones y con poco presupuesto?

Bibiana Aído: El Ministerio de Igualdad es un ministerio de derechos, un ministerio que parte del compromiso del Gobierno socialista por alcanzar un nuevo modelo social en el que mujeres y hombres puedan lograr la igualdad real. Algo por lo que llevamos luchando siglos. Estamos en el punto de mira y sabemos que, para toda la maquinaria más conservadora de este país, es más fácil cuestionar la creación de este ministerio por temas puntuales que menospreciar el valor de las políticas activas a favor de la igualdad. Es más fácil tachar la gestión de este ministerio y de esta ministra que atacar las líneas argumentales de este proyecto político e ideológico, que por cierto, ha votado la mayoría de los españoles.

A.E.: ¿Cómo le gustaría que se viera desde fuera el Ministerio de Igualdad?

B.A.: Estamos ante un ministerio profundamente ideológico, cuyo principal cometido es velar e implementar las leyes, planes e instrumentos tendentes a equiparar a las personas. La tarea es ingente: la defensa de los derechos humanos, la lucha contra la discriminación, la lucha contra la violencia de género, la igualdad en el empleo. Este es el ministerio de los derechos, el ministerio de la gente, de los hombres y las mujeres comprometidos con un futuro más igualitario y por eso me gustaría que la gente lo sintiera como suyo.

A.E.: ¿Cómo valora el papel que desempeña la mujer en el tejido empresarial español?

B.A.: Creo que las mujeres tenemos un papel imprescindible en el desarrollo empresarial de este país. Somos la mitad de la población, ninguna economía puede permitirse prescindir de la mitad de sus activos. Avanzar hacia la igualdad es una cuestión de justicia social, pero también de eficiencia y rentabilidad. La igualdad, ha quedado demostrado, es un factor de competitividad, de aprovechamiento eficaz de los recursos humanos que incide directamente en el desarrollo. Y es precisamente en momentos como el que estamos viviendo, un momento de profunda crisis, cuando tenemos que poner el acento en los valores de la igualdad y cuando menos nos podemos permitir el despilfarro de desaprovechar el talento, la capacidad de la mitad de la población.

A.E.: ¿Qué hace falta para que el esfuerzo formativo que las mujeres han realizado durante años sea trasladado al mercado laboral?

B.A.: Este es un aspecto en el que queda mucho camino por recorrer. Más del 60% de las licenciaturas de este país tienen nombre de mujer y ese dato no tiene su traslación correspondiente en el mercado laboral. La presencia del Ministerio de Igualdad en la Mesa del Diálogo Social nos va a permitir realizar un diagnóstico sobre las acciones que se están llevando a cabo en el desarrollo de la Ley de Igualdad en este ámbito. El plazo fijado por la Ley para que se alcance el 40% de presencia femenina en puestos de alta dirección es de 8 años desde su entrada en vigor. De momento, hemos pasado de un 3% a un 6%, una cifra aún muy baja que nos deja claro que hay que seguir incidiendo en este aspecto. En este sentido, me gustaría resaltar la importancia de los planes de igualdad, una herramienta muy útil recogida en la Ley y cuyo objetivo es alcanzar en la empresa la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres y eliminar la discriminación por razón de sexo. Actualmente, según los datos de los que disponemos, todas las empresas de más de 250 trabajadores que han renovado sus convenios los han incorporado.

A.E.: ¿Qué percepción cree que tienen las empresas de los planes de igualdad? ¿Una obligación o una inversión de futuro?

B.A.: Nuestra intención es la de trasladar a las empresas que los planes de igualdad no suponen un gasto a añadir en su cuenta de resultados sino que son rentables. Lo que estamos haciendo desde el Ministerio es incentivar la elaboración de estos planes. Facilitamos asesoría técnica y hemos aprobado una convocatoria de ayudas para la puesta en marcha de planes de igualdad. La igualdad es rentable y así nos lo corroboran las empresas que cuentan con estos planes. Al principio pueden verlo como una obligación, cuando apuestan por la igualdad se dan cuenta que es una inversión de futuro.

A.E.: Y la conciliación, ¿sigue siendo hoy una cuestión más de marca que de conciencia?

B.A.: Es justo reconocer que hay muchas empresas que aunque no están del todo preparadas sí han mejorado mucho en este sentido. Desde el ministerio comprobamos, en nuestra relación con las empresas, que éstas son plenamente conscientes de las ventajas de la conciliación respecto a la motivación, la productividad, el clima laboral, el compromiso con la empresa… Lo que sucede es que no siempre resulta fácil realizar los ajustes organizativos que permitan desarrollar la conciliación sin perjudicar la actividad de la empresa. Por eso es tan importante que los interlocutores sociales colaboren entre ellos para encontrar las soluciones más adecuadas a cada contexto particular y que mejore la formación de los responsables del desarrollo organizativo. Desde el ministerio estamos atentos y a la escucha de lo que los interlocutores sociales nos propongan para contribuir activamente a la extensión de la conciliación como una práctica más en la vida de las empresas.

A.E.: El lema del próximo día de la Mujer será «El reto continúa, emplea la igualdad». ¿Cree que la juventud es realmente consciente de que ese reto continúa?

B.A.: La juventud es muy consciente de los retos que tenemos por delante y podemos sentirnos orgullosos de contar con una juventud comprometida, activa y solidaria con los problemas que nos rodean. Resulta evidente que contaremos con una sociedad más rica y avanzada cuanto mayor participación de los jóvenes, tanto en el ámbito institucional como en la misma sociedad civil, tengamos.

A.E.: España ha anunciado que aprovechará la presidencia de turno de la Unión
Europea en 2010 para impulsar políticas de igualdad. ¿Podría avanzarnos por dónde irán encaminadas esas políticas?

B.A.: Debo destacar que el gran interés demostrado por España ante la Unión Europea en materia de igualdad hace que hoy en día se nos perciba como una gran oportunidad para relanzar estas políticas durante nuestra presidencia europea. Todo un orgullo y también una responsabilidad. Entre otros temas, incidiremos especialmente en la lucha contra la violencia de género y trabajaremos en la creación de un Observatorio de Violencia de Género que establezca indicadores comunes a toda la Unión Europea. También reforzaremos la lucha en materia de no discriminación y, por supuesto, potenciaremos la perspectiva de género en todas las políticas que se apliquen.

A.E.: ¿Cómo definiría el papel que las mujeres deben desempeñar en la sociedad actual en momentos de crisis?

B.A.: Para salir de la crisis es imprescindible contar con las mujeres. La incorporación y la permanencia de las mismas en el mercado laboral mejora la economía de cada país. En momentos como el que vivimos no podemos renunciar al talento de la mitad de la población.

A.E.: ¿Se miden a las mujeres que se dedican a la política con los mismos parámetros que a los hombres?

B.A.: Lo cierto es que aún perviven factores de desigualdad que hacen que a las mujeres se nos juzgue por cuestiones que nada tienen que ver con nuestra gestión. Se sigue cuestionando nuestra vida privada, nuestro vestuario, nuestro peinado y otros muchos elementos que nada tienen que ver con la gestión o tarea que desempeñamos.

A.E.: Y por último, ¿ve muy lejos el día en el que no hagan falta políticas de igualdad?

B.A.: No podemos esperar a que la igualdad caiga por su propio peso. Un informe de las Naciones Unidas dice que si no se trabajara en la aplicación de políticas de igualdad se necesitarían 500 años para lograr una representación igualitaria de mujeres y hombres en los escalones superiores del poder económico. Los poderes públicos tenemos la obligación de acelerar este proceso, cambiando estructuras. Y espero que llegue el día en que las políticas de igualdad no sean necesarias.

Manuel Bellido

por @mbellido

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