El amor que se aprende en la familia

Hay siempre una realidad que se oculta bajo las apariencias de lo visible.
La gente que ama lo sabe. “No se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos”. A veces puede suceder que mirar con el corazón nos dispone a realizar un largo viaje hacia el interior de otro corazón. Si este milagro se realiza, a medida que la distancia entre los dos corazones se acorta se abren de par en par las verjas de un jardín bautizado por la belleza.
Como si fuese sed o hambre, en el camino del ser humano, se busca constantemente ese encuentro y ese estado de ventura. Se sabe que el amor compartido es poder mirarse en un espejo que nos revela siempre la propia alma.
En el seno de la familia es donde se aprende esa actitud del corazón. El amor entre los padres y de los padres se proyecta a los hijos y les ayuda a desarrollar una personalidad capaz de afrontar los problemas y la vicisitudes con generosidad, si prepotencia, con esa fuerza interior que puede nacer sólo del corazón, incluso cuando requiere sacrificio y esfuerzo. Entonces el niño, el joven, enriquece su vocabulario vital con las palabras perdón, reconciliación, grandeza de miras, bondad, justicia, y paz.
El núcleo familiar ejerce una fuerza formativa fundamental, un gesto, una palabra, un momento en compañía, una pequeña acción de los padres hacia los hijos puede crear grandes consecuencias para bien y para mal. En los primeros años esa convivencia padres-hijos, bajo un mismo techo, proporciona al individuo un proceso de desarrollo, que le aporta o le quita, le instruye y condiciona sus valores primarios elementales, aparte de contribuir al afianzamiento de su seguridad o, por el contrario, le fragmentará su rectitud y confianza en si mismo.
Hoy viendo como peleaban dos e adolescentes en la calle me venía a la mente el pensamiento de Pitágoras: “Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”. Yo añadiría: educad el corazón, en su interior se encuentra el fundamento y esencia de la sanidad psicológica del individuo y, sobre todo, la clave de la felicidad.