A la redacción de Informaria nos llegan constantemente, a través de conversaciones telefónicas, de correos electrónicos, de visitas de colaboradores o lectores, estados de ánimos, pensamientos y consideraciones sobre la España actual, sobre los tiempos que corren y sobre las desazones que produce la política, en una tierra cada vez menos preparada a afrontar crisis, y no me refiero solo a las económicas.
Ciertos líderes políticos inconsciente o conscientemente siguen golpeando violentamente con sus declaraciones el tejido social que cada vez se encuentra más débil o más indiferente. Un lenguaje duro pero de falsa profundidad invade la sociedad a través de los Medios. Un lenguaje que responden a una lógica ideológica o de poder pero no a una lógica elemental o de sentido común que convenza. Golpes que dañan y que dejan al descubierto el verdadero rostro de algunos partidos políticos como maquinarias de poder y nada más, donde el dinero es el único objetivo claro.
¿Cómo reaccionan los ciudadanos ante estos golpes dialecticos, envenenados y, a veces, crueles? No reaccionan. Mucha de la programación actual de los medios está permeadas de pasiones de todo tipo, de violencia, de fanatismo que van creando un callo de especial insensibilidad. Una especie de vacuna que cura de todo espanto, que lo mismo nos anestesia ante la discusión acalorada de dos conductores, que ante una escena violenta, que ante un rifirrafe político lleno de mentiras y puñaladas.
La crueldad en la política existe, pero nuestra mirada cultural ya no la ve. Desde hace 25 años, desde que terminó la guerra fría, Occidente sigue combatiendo guerras, ahora tocaba la económica y la política. La crónica de estos meses es el enredo en una madeja de egoísmos y sospechas de gobiernos e instituciones como el Banco Central Europeo o el Fondo Monetario internacional. Ese espectáculo algunos lo perciben con indiferencia, otros como quien asiste a un combate de boxeo y otros con una cierta dosis de voyerismo.
Este verano, en medio de una maravillosa naturaleza, mientras contemplaba un cielo cuajado de estrellas, el cri, cri, de un grillo parecía preguntar inútilmente, en el silencio nocturno del universo, donde iríamos a parar. Hoy yo me pregunto: ¿Cómo terminará este round?