Durante una conversación alguien me recordaba ayer,  que lo mismo que  Mempo Giardinelli decía que  «un pueblo que no lee está condenado a la extinción”, se podía decir que  un político que no lee es un político que no razona. No es difícil llegar a esta conclusión escuchando a algunos y algunas en estos días.  Los discursos que recientemente nos están regalando en la campaña electoral,  probablemente  aprendidos a memoria, no  emanan conocimiento, sino propaganda, no son densos, son superficiales, no son propuestas, son ataques. Es vergonzoso ver como repiten como papagayos frases construidas y recitadas,  gracias a alguna lección de teatro. Objetivo: deteriorar la imagen del contrario.

Si Dante levantara la cabeza, ante ciertos argumentos repetiría: «Pensad en vuestra naturaleza: no habíais sido hechos para vivir como animales, sino habéis sido hechos para seguir virtud y conocimiento» Sin conocimiento no hay ni siquiera experiencia y tampoco Política.  Muchos denotan verdaderas carencias intelectuales. Probablemente leen poco o nada.

Nos gustaría haber escuchado propuestas, ideas sobre el futuro de Europa y sin embargo,  algunos partidos  han acabado con un solo tema de campaña. Un eje estratégico basado en negar la recuperación y atacar al candidato del PP. ¿No tienen propuestas? ¿No tienen claro que quieren para Europa y para España? ¿El máximo de su creatividad llega solo a pintarle el vientre de azul a una mujer para decir que les gusta el aborto? ¿Quieren el poder pero después no saber qué hacer con el?

Lo peor no es eso, lo peor son las consecuencias. A mucha gente le seducen las soflamas con ánimo de enardecer y cuando las personas se someten sin razonar a los sentimientos, a las emociones, a los estados de ánimo de los líderes políticos en realidad están entregándose no a ellos mismos a través de reflexiones, sino a quienes pretenden robar su voto. No hay peor ciego que el que no quiere ver o peor sordo que el que no quiere oír. Es una forma de alienación.

Podemos vivir sin muchas cosas, pero no podemos vivir sin una política con la p mayúscula, basada en la verdad. «¿Quid enim fortius desiderat anima quam veritatem?» ¿Cómo pretenden  que los ciudadanos se tomen en serio la importancia de estas elecciones europeas cuando el espectáculo que están dando algunos es sencillamente un “todo vale” con tal de conseguir un voto más, un escaño más, un fragmento de poder más?

¡Qué gran decepción esta campaña electoral!  ¡Cuánto tiempo perdido y cuantas palabras inútiles pero llenas de animadversión que dejan en el ciudadano solo vacío, rencor o desencanto! Otra ocasión perdida.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com