Hay una parte de la izquierda radical que se ahoga cada día más en sus convicciones ideológicas caducas y en unas ideas utópicas de otros tiempos que a la gente formada les recuerda a  los mundos de Yupi. Sigue organizada pero cada día está más fracturada y atomizada.  La izquierda radical de este país sabe que nunca más obtendrá mayorías absolutas y que el único modo de acceder al poder será sumando fuerzas con otros perdedores. Esa izquierda radical que desde el diputado o concejal manejaban prácticamente toda la vida social, va perdiendo fuerza. Se hicieron expertos en controlarlo todo, pero la corrupción y la demagogia  los ha ido desgastando y haciéndoles perder poder. Antes, los candidatos de izquierda pisaban la calle; ahora, practican la lingüística cognitiva y aprenden a crear marcos mentales (frames) y metáforas para activar en la gente sencillas estructuras mentales inconscientes, que impidan atender a la racionalidad y a la realidad. En las tertulias, los comunicadores militantes de esta izquierda radical, no solo son expertos en interrumpir a los demás, también se les reconoce por alterar la verdad,  por cambiar de tema creando otros marcos de referencia, para llevar el debate a su terreno. Da igual de qué se hable, terminaran haciendo que se discuta  de lo que a ellos les interesa.

A muchos de estos políticos de la extrema izquierda, nadie los conoce en realidad. Se conoce muy poco o nada de sus curriculum, no hay constancia pública de su trayectoria académica y profesional, de sus verdaderas convicciones. Son  camaleones que van cambiado la piel, según el público que les escuche.  Sus argumentos son los que mucha gente quiere escuchar, fomentan con todo desparpajo el cabreo, el desencanto, el rencor, la desunión, la tensión y el enfrentamiento.  Peor pintan el panorama, más brillarán como” salvadores”.

Hemos echado  de menos  el debate social de los programas y las propuestas en esta campaña electoral.  Los ciudadanos se dividen tristemente entre los que siguen necesitando el morbo de las descalificaciones  y los que se hartan de ellas. De hecho entre la gente sensata cuelan cada vez menos los insultos poblados de estereotipos y lugares comunes que tanto practica esta izquierda radical.  Algo que evidencia el escaso respeto que tienen estos populistas por los electores. Muchos de ellos viven cegados por la única intención de conseguir el poder a toda costa. Al parecer el único ideal que les queda.

Esperemos que esa parte de españoles moderados, sensatos y libres frenen  la “tontería contemporánea” de estos bolcheviques del tercer milenio que no entienden de estabilidad  y que pueden procurar, en Ayuntamientos y Comunidades Autónomas, situaciones de ingobernabilidad que nos hagan retroceder y perder lo que hemos venido conquistando.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com