Este verano, en Estados Unidos, alguien de Miami me contó que muchas personas que salían a pasar el día pescando, comiendo y bebiendo sobre la barca, tenían la costumbre de tirar al mar las latas vacías de cerveza aunque estuviera prohibido. Este mismo señor me contaba que se había realizado una encuesta para saber qué encontraban los submarinistas en el fondo de ese mar. Los resultados fueron sorprendentes ya que, además de describir a los peces y habitantes de las profundidades, estas personas hablaban de las latas de cerveza Budweiser que descansaban en el fondo. Al preguntarles de qué manera identificaban las latas, ellos respondían que era gracias a la línea roja que caracteriza esa marca. Lo curioso es que se sabe que el ojo humano es incapaz de visualizar la onda de la luz roja por debajo de los 150 pies de profundidad. El test estaba hecho sobre personas que, evidentemente, conocían la marca Budweiser. Si hubieran realizado la encuesta a personas que no conocían esa cerveza, lo más probable es que no hubieran hablado de franja roja. La evidencia psicológica es clara: las convicciones una vez establecidas se perpetúan de una manera u otra. Se ve lo que se cree ver. O como se suele decir: “Lo que yo creo es más verdadero de lo que es verdadero”.
Los espejismos pueden ser fruto de condicionamientos psicológicos o también producidos por inducción de mala fe o ignorancia. ¿No es eso lo que está pasando con las mentiras de Amenabar sobre Hipatia de Alejandría? Afortunadamente hay libros y voces cultas que podemos consultar para aclararnos las ideas si tenemos ganas de hacerlo. Aquí cito un par de ellas: “hay que hacer referencia a la destrucción de la biblioteca de Alejandría por los cristianos… que nunca tuvo lugar. Hubo una destrucción casual de la biblioteca llevada a cabo durante la guerra alejandrina de Julio César y otra, totalmente voluntaria, ejecutada por los musulmanes convencidos de que el Corán bastaba y sobraba, pero nunca tuvo lugar una llevada a cabo por los cristianos y mucho menos en la época de Hipatia”. Cesar Vidal.
Otra más: “Una de las grandes mentiras de la historia, y Amenábar contribuye a esta idea, es que la mujer fue libre en Grecia y en Roma hasta que llegó el cristianismo y la sometió a la sujeción del hombre. Lo cierto es que en Grecia la mujer en general era considerada una cosa más de la casa, y en Roma no era titular de derechos, sino que era considerada como un niño o un incapacitado y, por tanto, estaba sometida a la tutela del padre o del marido. Por el contrario, fue el cristianismo el que consideró al hombre y a la mujer iguales en naturaleza, pues ambos son hijos de Dios y hermanos en Cristo; y prueba de ello es que las primeras manifestaciones de mujeres libres autodeterminándose, pese a la voluntad de sus padres o del Estado, fueron las primeras mártires cristianas víctimas de las persecuciones romanas, tales como Inés, Ágata o Cecilia”. Josefina Galán.
Aunque nos quieran hacer creer que las franjas rojas de las latas de cerveza Budweiser se ven en el fondo marino, eso no es cierto. Para algo sirve la ciencia.
Lástima que contra la ignorancia no hay fuerza que se resista. “Nuestras discordias tienen su origen en las dos más copiosas fuentes de calamidad pública: la ignorancia y la debilidad” decía Simón Bolívar. Y es que nada hay en el mundo tan común como la ignorancia y los charlatanes.
Manuel Bellido