El ataque de ayer en Paris es una agresión dirigida al corazón de nuestra sociedad, con la evidente intención de silenciar por la violencia y el terror a quienes combaten el fanatismo con el lápiz.
El yihadismo islamista es el fenómeno más peligroso a los que hoy se enfrenta la sociedad occidental. Europa y todo Occidente no pueden relajarse antes estos salvajes descerebrados. Esto es una verdadera guerra, por si no lo habíamos entendido antes, comandada no por locos solitarios sino por verdugos metódicos y organizados, cuyo salvajismo da miedo y hace temblar las piernas.
Como ha dicho Francisco, cualquiera sea la motivación, la violencia homicida es abominable, no es jamás justificable, la vida y la dignidad de todos deben ser garantizados y tutelados con decisión, toda instigación al odio debe ser rechazada, el respeto del otro debe ser cultivado». No hay que ceder al chantaje repugnante del terror. Mi cercanía y solidaridad a las familias de las víctimas y a los franceses. En este momento doloroso y dramático, todos somos Francia