Una huelga general siempre es política. La que han anunciado UGT y CC.OO para el 29 de septiembre no lo es. Una huelga general se hace para hacer rectificar al Gobierno. Ésta no es la intención de los sindicatos. Una huelga general se convoca para forzar un cambio de gobierno. Ésta no responde a esta intencionalidad. En las palabras de Cándido Méndez, de UGT, e de Ignacio Fernández Toxo, de Comisiones Obreras, no hay ni la más minima sombra de querer erosionar a Zapatero, el amigo que desde que llegó a la Moncloa tuvo la precaución de mimar a estas dos centrales sindicales con dinero público para evitar resistencias a sus nefastas políticas económicas y de empleo. La escenificación del descontento será tres meses y medio después de que el gobierno haya aprobado la descafeinada y tan cacareada reforma laboral. Carteles, pancartas y lemas rimados irán destinados como siempre a hablar mal de la oposición, de los empresarios, de Margaret Thatcher, de Ronald Reagan, de George Bush y de José María Aznar que, según cierta izquierda ignorante, son los que tienen la culpa de los 5 millones de parados de España. Una huelga es una cosa muy seria y nadie en España, excepto los miles de liberados sindicales que, como el mismo nombre indica, cobran por no trabajar en su puesto de trabajo, quiere secundarla. La convocatoria coincidirá con la de la Confederación de Sindicatos Europeos que invitará a la huelga a los europeos para protestar simbólicamente contra los recortes y el capitalismo malvado que nos ha llevado a esta crisis, así Cándido Méndez, de UGT, e Ignacio Fernández Toxo, de Comisiones Obreras, no se sentirán solos. La sociedad civil ha retratado este sindicalismo que nada tiene que ver con el de Nicolás Redondo y Camacho, sin ir más lejos. Estos sindicatos no representan ya a los trabajadores, como el Partido Socialista Obrero Español no representa a los obreros. Los sindicatos volverán a tener un papel en la sociedad cuando pasen de la legitimidad institucional a la legitimidad real y las cuotas de los afiliados liberen de ataduras sus decisiones. La reputación de CC.OO y de UGT está tocada. La gente no quiere seguir asistiendo al espectáculo bochornoso de gente instalada en el poder, que vive del cuento sin dar un palo al agua. El séptimo paro de la democracia, desde 1978, huele ya a fracaso. Ni la huelga ni la misma Reforma servirán para crear empleo. Eso lo tienen claro todos los españoles.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com