Decir futuro en muchas ocasiones, es hablar de sueños, de proyectos, de propósitos y de programas. Pensar en futuro es organizar el tiempo que vendrá poniendo en juego todas nuestras capacidades y todas nuestras ilusiones. El futuro casi siempre se deja condicionar por el hoy. El futuro es y será siempre ese tiempo visto, soñado e imaginado en un presente. Muchas de nuestras acciones se realizan poniendo la vista en el horizonte y tratando de evitar riesgos, dolores y peligros que podamos encontrar. Al futuro no nos lanzamos, más bien nos proyectamos, nos preparamos, previendo y programando. El ser humano es constantemente evolución y el pasado remoto o cercano le revela la estructura del futuro y en el presenta lo pre cocina, la conciencia le revela la dirección.
Según Julian Huxley: “El hombre descubre que su propia conciencia no es otra cosa que la evolución consciente de sí misma” La conciencia es ese lugar donde debemos decidir sobre cada cosa que hacemos. Probablemente en el camino también descubriremos sorpresas, coincidencias, coexistencias, combinaciones, casualidades inesperadas ante las que deberemos reaccionar. Se tratara en muchas ocasiones de momentos presentes potencialmente llenos de devenir, devenires que condicionaran el futuro. Para esos momentos tendremos que estar preparados y poner en alerta la consciencia. Consciente significa: que siente, piensa, quiere y obra con conocimiento de lo que hace. “La reflexión, decía Teilhard, es esa cualidad psicológica de un ser que no sólo sabe, sino que sabe que sabe… “
Conscientes de nuestra consciencia la vida se puede desenvolver en un intento constante de ver, de saber ver, de ver mejor, más allá del cartón piedra de una realidad con la que ciertos poderes intentan presentarnos el mundo. Ver es osar, exponerse, arriesgarse, apuntar la flecha hacia un horizonte despejado. El futuro será siempre mejor si lo buscamos y “nada vale la pena de ser encontrado sino lo que jamás ha existido aún”.