La globalización se ha ido consolidando gracias al avance de la ciencia y de la tecnología. Comunicaciones y transportes han conseguido acercarnos todos a todos. La globalización unifica mercados, sociedades y culturas, estimula transformaciones sociales, económicas y políticas. Cada vez hay menos barreras. Turismo cultural, crecimiento de la industria del entretenimiento, libre comercio,
Con un click sobre la pantalla de nuestro ordenador podemos saber que está pasando en otro lugar del mundo. Abrir en la Red la página de un periódico de Japón, de Estados Unidos o de Alemania nos permite saber que se mueve en esos lugares a través de una fotografía instantánea como si estuviéramos in situ. Toda esta red de comunicaciones nos ofrece infinidad de posibilidades, no solo la de comprar más o colmar nuestro apetito chismoso, también puede darnos la posibilidad de conocernos más, entendernos mejor y crecer en el respeto mutuo. Estos últimos son factores muy positivos que pueden llevarnos a una solidaridad efectiva con quienes peor lo están pasando en el mundo. Sin embargo no siempre la información que corre en la red es transparente, no siempre la comunicación es independiente u objetiva. No siempre sirve para dar voz a los que no la tienen.
¿Quién decide o no que sea portada en la primera pagina de un periódico las inundaciones en Filipinas, la crisis nutricional de los niños en el Sahel, el hambre en la provincia pakistaní de Sindh, las muertes en Somalia por enfermedades contagiosas, los 27 conflictos armados que en estos momentos afligen a 23 países del mundo? La información y la comunicación no tienen vida propia independiente de los seres humanos. Detrás de una información hay una persona que la elabora y la transmite, detrás de esa persona puede ser que exista un poder político o económico que la distorsiona, la manipula, la anula o la amplifica.
No habría que olvidar que también el desarrollo tecnológico debe encausarse hacia el bien del ser humano. La información tendría que conducirnos a la solidaridad. El informador tiene que ser un individuo ético que da voz a quien la necesita y que crea corredores para la cooperación.
Todo el mundo en un click puede quedarse en un slogan porque en realidad nos quedamos flotando solamente en aquello que vende, que brilla o que nos hace consumir. Esta Navidad podría ser algo menos consumista y algo más solidaria buscando de vez en cuando en la Red algunas de aquellas acciones que trabajan por la dignidad del ser humano ayudándolos materialmente y moralmente a recuperarla. ¡Basta, a veces, tan poco para ayudar a quien sufre o quien no tiene!El grano hace granero.