Las películas del director Werner Herzog, hablan siempre de un viaje. Teniente corrupto, Cobra Verde o Fitzcarraldo son un ejemplo. En general, todas las grandes películas hablan de un viaje. Interior o exterior. La vida misma es un viaje. Viajar es arte, sentimiento, cansancio, pasión, amor. Vivir es viajar y viajar es vida. No todos somos capaces de descubrir la riqueza de este camino, leer en los ojos y en las vidas de la gente que se encuentra. No siempre es fácil leer en la historia de los pueblos que se visitan.

Conocer para conocerse, enriquecerse y crecer. He tenido la gran fortuna de viajar mucho, de conocer muchos pueblos y gentes en los cuatro rincones del mundo y he tenido la suerte de llevar siempre conmigo  una libreta para fijar el momento que vivía, como lo vivía y anotar lo que veía. Las sensaciones, los rumores, lo olores, los gestos, las palabras escuchadas y oídas colman esos  diarios que empecé a escribir desde 1975. Cuando se visita un nuevo país es importante no tener prisa, recorrerlo sin estrés. Pararse, tomar apuntes, charlar con la gente, dejar vagar la mirada y los pensamientos.

Poco a poco, desde 1968, que realice un primer viaje por el norte de España en una 600 con unos amigos,  he ido apropiándome del gusto de viajar. Vivirlo como aprendiz de artesano, practicándolo con paciencia, con pasión, con amor. Otro amigo viajero, compañero de alguna aventura continental, y del cual aprendí mucho, me repetía que si al final de la vida le quedase el tiempo para  hacer una última reflexión, diría: “he viajado”.

No es lo mismo viajar solo que acompañado. El paisaje es distinto si  se  mira en soledad o escoltado de otros ojos.  Mirar es desenterrar del alma un sentimiento. Observar es permitir que aflore una vibración interior.  Mucha gente ha desaprendido a mirar y a sentir lo que lleva dentro. Para mirar un paisaje, una ciudad, el torreón de unas murallas antiguas, unos restos arqueológicos, una callejuela, un grupo de ancianos sentados en un banco de una plaza, hay que estar en silencio, hay que acallar cualquier  ruido, cualquier cantinela de folleto publicitario. No podemos contemplar un tramonto sino es en silencio. Este es el secreto del buen viajero. Viajar dentro para viajar fuera, viajar fuera para viajar dentro.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com