Sal en la mollera

Desde muy joven siempre me negué a hacer de mi mente una construcción cerrada donde conservar ideas inamovibles. Me expuse siempre a escuchar las voces de los vaivenes ideológicos de cada época para dialogar con ellos en mi interior libre y despierto. Aborrecí y aborrezco el conformismo de quienes sólo escuchan los “argumentarios” fotocopiados en las sedes de los partidos. Me entretengo todavía a distinguir causas y efectos. Sigo estudiando y aprendiendo porque desdeño la autosuficiencia cazurra de quien presume de ignorancia. Me resulta inmoral ignorar la Historia. Dudo de los que se definen imparciales y de quienes catalogan al adversario.
La política actual no es ejemplarizante y me abochorna porque desdibuja la nación. La crisis económica nunca aceptada desde el poder actual empezó generando pesimismo y ya se expresa en muchos sectores como desesperación. Las intervenciones del presidente del gobierno comenzaron mostrando talante y hoy solo sirven para enterrar esperanzas e ilusiones. Trato de vivir plenamente en el tiempo que me ha tocado vivir con curiosidad Leonardina. Recapacito lo que oigo y muerdo entre mis labios aquello que no he de decir. Hoy no me callo. El señor Vaccaro, miembro de la lista de IU al Ayuntamiento de Parla en Madrid, ha sobrepasado todos los límites habidos y por haber de lo que es la contienda política. En unas declaraciones chabacanas se desahoga contra dos políticos y ataca a la Iglesia dejándonos esta perla: «Y después me dicen que no hay que desear la muerte a nadie, no me jodan: ESPE MUÉRETE, ESPE HIJA DE PUTA, MUÉRETEEEEEEEEEE», por Esperanza Aguirre y que “alguien le vuele la cabeza” a Ramón Jáuregui. Con la Iglesia se despacha así: «Cada día estoy más convencido: «LA ÚNICA IGLESIA ILUMINADA ES LA QUE ESTÁ EN LLAMAS».
Seré suave. A este señor le falta sal en la mollera. También me pregunto: ¿Es esta la “tensión” a la que Zapatero se refería durante una pausa en una entrevista que le hacía Gabilondo?
Afortunadamente IU ha forzado su dimisión.