Domingo lluvioso en Sevilla. Ocasión ideal para acudir al Museo de Bellas Artes. Durante la Edad Moderna los italianos llamaron “nórdicos” a los pintores de las tierras que estaban más allá de los Alpes y fundamentalmente  a los de los Países Bajos. Organizada por el Ministerio de Cultura, el Museo del Prado y la Obra Social “la Caixa” esta exposición itinerante que estará en Sevilla desde marzo a junio propone un breve recorrido por las distintas tipologías de paisajes que surgieron a lo largo del siglo XVII en Flandes y Holanda. Es temprano y no hay mucha gente. Recorro la sala en un clima de silencio casi metafísico y de estática soledad.  Verhaecht, Jan Brueghel el Viejo, Joos de Momper el Joven, David Teniers, Peeter Snayers…. ofrecen la mística de una luz que se hace vida en paisajes de agua, en bosques y en tierras que alguna vez he visitado y que ahora se brindan de otra manera a través de la miradas de los artistas que supieron perpetuarlas hace siglos en sus lienzos. Al final de la exposición me espera Rubens. Se trata de Atalanta y Meleagro cazando el jabalí en Calidonia.  Un cuadro de 1635.  Según relata Ovidio en las Metamorfosis (VIII, 260-444), un jabalí gigante, enviado por la diosa Diana, asolaba el reino de Calidonia. Meleagro, hijo del rey, y su amada Atalanta, organizaron una cacería, ayudados por sus primos Cástor y Pólux. La luz, los detalles y las formas de este cuadro son  proverbiales y como en todos sus cuadros, Rubens, es capaz de trasladarnos dentro de la historia, de la mitología y de las leyendas de una forma extraordinaria. El maestro es un   perfecto conocedor de los textos clásicos y, en este caso, es fiel al relato de Ovidio preservando la mística de su texto. La mirada descansa sobre  el sosegado y luminoso entorno poético e idílico del frondoso paisaje y al mismo tiempo se electriza con la tensión que provoca la acción de Atalanta que habiendo herido mortalmente al animal, azuza contra él a los perros. Mientras los primos acechan, a la derecha Meleagro, blandiendo un largo venablo se tensa para rematar al animal herido. La composición se desarrolla en planos paralelos,  a través del juego de luces, a todos los puntos de la pintura. De este encuentro con Rubens quiero anotar dos cosas: la elegancia pausada revestida de una gran magnificencia de color y la asombrosa capacidad de narrar con dinamismo contenido este episodio mitológico.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com