La Navidad es un momento de celebración y de alegría, una de las fechas más especiales del año, una ocasión de entrañable encuentro familiar, un soplo de magia e ilusión para los más pequeños de la casa y, sin duda, la conmemoración del nacimiento de Jesús. El intercambio de regalos es una consecuencia de todo eso; una manera, aunque no la única, para comunicar la felicidad del evento. Por muchos motivos, y no solo por la crisis económica de la que estamos saliendo, es mejor evitar el lujo y el despilfarro. En este sentido aumentan las familias que se están orientando también hacia el regalo solidario, es decir, objetos que contribuyen con su venta al crecimiento de la justicia en el mundo y al desarrollo de países que están en peores condiciones. Son productos que valoran a quienes los han fabricados y presuponen una contraprestación económica justa. La compra de estos objetos puede ayudar a ciertas áreas geográficas del mundo a crecer económicamente en consonancia con principios de solidaridad. Se pueden encontrar no solo productos artesanos de decoración, también es posible encontrar objetos útiles, juegos, prendas de vestir…
Tiendas de comercio justo o social las hay en casi todas las ciudades. Echar un vistazo en sus estanterías no es tiempo perdido, puede ayudarnos a encontrar una alternativa más original, que el perfume o la corbata de todos los años. Todavía estamos a tiempo….