Sigo disfrutando desde años del indecible placer de la lectura. Me considero un adicto fiel al tacto, al olor y al disfrute visual de las hojas de libros. A menudo escojo el recorrido al azar por libros desconocidos, aunque casi siempre prefiero dejarme llevar por las calles anchas de aquellos libros que me han aconsejado quienes viven en una dimensión intelectual más clarividente que la mía. En las muchas noches de insomnio que he coleccionado en mi juventud, he gozado, en asueto serenísimo, de un diálogo silencioso con  Dante, Agustín de Hipona, Cervantes, E.A. Poe, Balzac, Dikens, Dostoievsky, Kafka, Saint-Exupéry, Orwell, Cela,  Baroja,  Vargas Llosa,  Pearl S. Buck, Borges… Sin embargo, por circunstancias, que con el pasar del tiempo ahora mejor comprendo, algunos libros marcaron  el final y el inicio de una nueva etapa, empujándome a dar un paso decisivo en mi vida. Les mots pour le dire de Marie Cardinal,   Il conformista de Alberto Moravia, Uscita di sicurezza de Ignazio Silone y Le phenomène humain de Pierre Teilhard de Chardin.

Recuerdo como cada uno de los repliegues de mi pensamiento y de mi alma se iban llenando de preguntas mientras la voracidad de mis ojos recorría palabras llenas de significados que me lesionaban  como  aguijones.

La lectura de algunos libros provoca un vertiginoso silencio que apagan alrededor los temporales ruidos de las boberías políticas y sociales que intentan a diario distraernos de las pocas cosas que cuentan en la vida. Con la lectura de esos libros me temí poseedor por un instante del timón de mi existencia. También ese libro que leo a trozos cada mañana antes de empezar el día desde hace 30 años me cuestiona el modo de plantearme el día. Es la característica que tienen esos libros cuyas palabras son de vida.

Ahora mismo acabo de concluir la lectura de un libro que me ha colmado de gozo y de claridad. Se trata de un libro escrito por  Jean-Claude Barreau y Guillaume Bigot. Su título, Toute l’ histoire du monde. Los autores escriben sobre el pasado con un rigor y una naturalidad incomparables. Un libro que ayuda a situarse en el tiempo y en el espacio. Un libro que no gustará a zapeadores, populistas y cautivos de la publicidad y, que sin embargo, darán satisfacción a la gente deseosa de comprender y construir.

por @mbellido

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