miedoEstábamos comentando con una pareja de padres jóvenes si era oportuno o no tener encendido el televisor, a la hora del telediario, en presencia de los niños. La preocupación de estos progenitores era la de que sus hijos, aunque estuvieran jugando o comiendo en ese momento, escucharan o vieran involuntariamente alguna noticia de contenido violento que podría dañarles. Me han hecho reflexionar nuevamente sobre el papel de la TV en nuestra sociedad y sobre la TV que tenemos en España. Es verdad que los telediarios del mediodía se emiten en la franja horaria que, en teoría, protege al menor, sin embargo, en la práctica, se observa que imágenes, comentarios y noticias están elaborados teniendo poco o nada en cuenta a los menores que los puedan ver. Afortunadamente los telediarios no gustan a los niños, sobretodo a los mas pequeños porque no los entienden y les aburren.
Según la edad habrá noticias que les asustarán más que otras. Para los más pequeños, por ejemplo, las de accidentes son muy dañinas, sobre todo por las imágenes que acompañan a la narración. A los más grandecitos le impresionarán las noticias de guerras, atentados terroristas y episodios de violencia en general porque, con su crecimiento, han madurado la comprensión de esos contenidos. También les asustan aquellas noticias donde otro niño es la víctima y es que pueden pensar que eso mismo les puede pasar a ellos o a algún miembro de su familia. Dicen los psicólogos que cuando lo niños ven en la TV una escena que les asusta manifiestan el propio miedo y turbación cambiando de canal, cerrando los ojos, distrayéndose con otra cosa o apagando el televisor. Por eso es importante que cuando el televisor se enciende en una casa los padres estén al tanto de la programación para evitar que los hijos se puedan encontrar en algún momento viendo algo no apto para ellos. Si alguna vez pasa sin haberlo podido evitar, es fundamental tratar de hablar con ellos sobre el tema, para entender cuáles han sido sus emociones y preocupaciones y poderlos ayudar.
Esto para los niños… ¿y quién ayuda a los adultos? Pensar en esos millones de españoles que pasan horas y horas delante del televisor da miedo. Efectivamente ver un programa de TV no requiere un esfuerzo mental extraordinarios. La lectura sí lo requiere. La TV por no requerir, no requiere ni habilidad ni inteligencia. La actitud pasiva, sin atisbo de analítica o esfuerzo reflexivo de los telespectadores, lleva a que estos se lo traguen todo. Unas televisiones como las que se pueden ver en la actualidad (salvo excepciones), manejadas desde los hilos económicos del poder político hacen ver constantemente lo blanco, negro. Los estímulos recibidos desde la pantalla, entrando de manera subliminal en la mente relajada, pueden hacernos pensar lo que los editores bien adiestrados de las redacciones televisivas quieran. En una ensoñación nos hacen vivir en el país de Jauja. Con cuatro millones de parados y una economía por los suelos, aquí no pasa nada. Otro país tendríamos, donde la sociedad no permitiría que los políticos se rieran de ella, si se viera menos la TV. La anestesia adormece y no permite vivir.

por @mbellido

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