Es una perogrullada, lo sé, recuerdo mi juventud y la formación que me dieron en mi casa y en los colegios e Institutos donde estudié y constato cambios monumentales entre la juventud de entonces y la de ahora. La actitud de las generaciones frente a las cuestiones morales ha ido cambiando a los largo de los años y, cuando comento el tema con otras personas, la explicación que me dan casi todos, es que se debe a las circunstancias, que el mundo cambia y de consecuencia la sociedad también.
Lo cierto es que muchos valores sociales y familiares han ido perdiendo relevancia frente a los valores económicos. Mucha gente se mueve y se comporta en función del dinero o del poder y otra porción cuantiosa de personas justifica sus comportamientos con una ideología. Las ideologías parecen haber sustituido a la conciencia. Las respuestas a cualquier cuestión moral no la responde, en muchos casos, el conocimiento, la razón, o la misma conciencia, la responde la ideología.
La ideología es como una bolsa de comida precocinada lista para consumir en cualquier instante, que alimenta el modo de razonar y de vivir. El ser de izquierdas o de derecha, parece justificar, en muchos casos, las actitudes. Para muchas cuestiones, como la del aborto, se trata de una cuestión de políticas de izquierda o de derecha.
Entablar un diálogo desde las ideologías resulta casi siempre imposible y en muchos casos inútil. No siempre las ideologías, tienen en cuenta, al ser humano, tienen en cuenta resultados, tendencias, derechos abstractos e intereses de grupos. Por eso desde las ideologías se pueden utilizar las Leyes, como las de Educación para cambiar la sociedad y manipularla aunque se deteriore el nivel cultural y arrastre el sistema educativo a la ignorancia.
Las ideologías me dan miedo porque se basan a menudo en circunstancias y se olvidan casi siempre de los principios. Proporcionan un punto de vista muy particular sobre la realidad, que no siempre defiende la vida, no siempre defiende al ser humano más débil, no siempre pone en movimiento la generosidad y el amor entre las personas. La sociedad necesita un nuevo lubricante de principios.

por @mbellido

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