Que habría sido un JMJ inolvidable lo entendimos desde el primer día. La imagen del Papa subiendo las escalerillas del avión llevando en la mano su maletín negro, nos dio la primera pista. Un gesto de humildad, que se ha repetido en otras circunstancias durante la Jornada en Rio, como la elección de un “papamóvil” no blindado y abierto o la utilización de un modesto coche para trasladarse de un sitio  a otro.  No ha hecho falta un pulpito para lanzar el primer mensaje de esta Jornada de la Juventud. Fue  en ese atasco que retuvo al coche del Papa en medio de la muchedumbre durante más de 10 minutos, recién llegado a Rio. Un hecho que hubiera desatado el nerviosismo entre las fuerzas de seguridad,  que habrían hecho de todo para dispersar la multitud que se agolpaba alrededor. Sin embargo fue la ocasión para que el Papa abrazara a todos y, al  puro estilo Bergoglio, nada se interpusiera entre él y lo jóvenes. Con la ventanilla abierta el Papa estrechaba manos, saludaba, recibía mensajes y bendecía a todos. “Fue muy divertido” comentaban después los agentes, que tuvieron así  la ocasión de saborear de primera mano el deseo de Papa Francisco de abrazar a todos esos jóvenes.  Otro gesto sencillo y fuerte ha sido su mensaje de cercanía a los últimos. El Papa lo ha dado visitando la favela de Varghinha, donde, apartado de las cámaras  y de los  flash fotográficos, Francisco ha estado con  una familia y ha tomado café con ellos para expresarle su apoyo.

El Papa ha vuelto a Roma cansado pero reforzado. «He regresado a casa, y les aseguro que mi alegría es más grande que mi cansancio», decía el mismo Papa Francisco en su tweet de hoy, tras su llegada al aeropuerto romano de Ciampino.

Ha sido una  intensa semana de la juventud del mundo, que pudo abrazar al Papa, recibiendo su bendición, sus sonrisas, sus oraciones, su esperanza y su aliento.
Sonriendo, el Papa ha  bajado esta mañana  del avión que lo trajo de vuelta y que aterrizó a las 11. 25. Después se ha trasladado en automóvil hasta el Vaticano, pasando primero por la Basílica de Santa María Mayor para saludar la  imagen de María Salus Populi Romani.

Todavía resuena en el ambiente el mensaje que  Papa Francisco transmitió a los más de tres millones de jóvenes que el domingo escuchaban la Misa en Copacabana a la  clausura de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud de Río: “Vayan”, “sin miedo”, “para servir”. Algo queda claro, pocos líderes en el mundo, son en la actualidad, tan claros en sus mensajes, tan seguidos y aceptados como Papa Francisco.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com