Produce fastidio escuchar de bocas poco educadas el mensaje que nos dejó Francia  en 1789: “Liberté, égalité, fraternité”. La Revolución Francesa con este mensaje produjo en Europa cambios políticos muy importantes a finales del siglo XVIII.  Muchas naciones recogieron incluso estos valores posteriormente en sus Constituciones

“Libertad, igualdad, fraternidad”, es un mensaje contundente que pone al mismo nivel tres valores fundamentales de la Cultura Occidental. Libertad e igualdad  son derechos sacrosantos por los cuales se justifica luchar e incluso morir. Sin embargo la fraternidad no es un derecho, es un deber y quizás por ese motivo se toma menos en consideración. La fraternidad es probablemente el más noble de los deberes.

En ese sentido me resulta extraño escuchar a políticos actuales argumentar defendiendo la igualdad y la libertad, con tono agresivo e injurioso, ofendiendo sin miramiento al adversario y por supuesto sin ninguna intención de fraternizar. En política se arriesga hoy perder la nobleza,  y no uso esta palabra en sentido aristocrático,  sino en el sentido de caballerosidad, educación y garbo. Los franceses durante la Revolución Francesa le cortaron la cabeza a la “nobleza” es decir a la aristocracia. Hoy casi a diario, confundiendo una actitud con una categoría, se guillotina  a la nobleza, esa que define el diccionario como actitud generosa, digna de admiración y que carece completamente de maldad; precisamente esa que practica la fraternidad.

por @mbellido

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