Karl Kraus fue un poeta, autor satírico y critico austriaco, nacido en 1874 y fallecido en 1936. De este escritor conocí hace años un libro, publicado en 1998 por la editorial Taurus, titulado Contra los periodistas. No conozco el resto de su obra, pero por lo poco que he leído, comprendo que durante su vida se hiciera numerosos enemigos debido a la inflexibilidad y a lo intenso de su parcialidad y sus crudos modos de exponer la realidad. Sus críticas tenían mucho de ingenioso y muchas se han quedado en mi memoria volviendo a recordarlas cada vez que una situación me la recuerda. Hay una que en estos días resuena mucho en mi interior por situaciones y experiencias que me rozan. El tema de este pensamiento es la educación: “educación es lo que la mayoría recibe, muchos transmiten y pocos tienen”. Kraus pinta una cruda realidad, sin embargo hay que reconocer que el panorama actual no nos depara otra consideración más positiva.
De hecho no todo el mundo tienen claro y, menos cuando se es joven, que el aprendizaje es una constante que tiene que estar presente a lo largo de nuestras vidas para poder seguir avanzando. Es más, hay ciertas cosas que para hacerlas bien no basta haberlas aprendido una vez. Uno de los mayores obstáculos para aprender, crecer y avanzar es la falta de humildad. Dicen que la enfermedad del ignorante es ignorar su propia ignorancia y es que este vicio es tan orgulloso que siempre está dispuesto a admirarse. Mi padre, gran conocedor del refranero español, probablemente para inculcarme esa humildad necesaria, que nos empuja siempre a seguir aprendiendo repetía a menudo: si sabes que no sabes, algo sabes.
La imagen es de André-Henri Dargelas, (1828-1906): La vuelta al mundo