Se cae en la cuenta en ciertos momentos tras escuchar algunas experiencias que afrontar el tema de la corrupción, solo desde el punto de vista de la moral,  es inútil. Por supuesto con esta afirmación no pretendo decir que la corrupción no sea inmoral. Como he dicho antes escuchando situaciones que se dan en nuestra sociedad pienso  que el tema debería ser analizado como  un problema de reglas y de normas. Hay mucha gente que se han convertido en corruptos adaptándose al contexto  donde trabajan o viven. Y en la palabra contexto incluyo también el cultural. He visto cuanto es importante en muchos casos cambiarle las reglas a una persona para que esta cambie. Hoy conocía la experiencia que vive una familia, planteándose como educar a su hijo en determinados aspectos de la vida.  Es la experiencia de una familia compuesta por padre, madre e hijo. Para no dar pistas les cambio sus profesiones y lugares de trabajo.   El padre es profesor  en la Universidad, se ocupa de investigación, no gana mucho, y está siempre descontento. Conoce bien ciertos mecanismos de la Universidad y es consciente que muchos “concursos” para avanzar están de alguna manera  “trucados”. La gente cercana al rector se beneficia, el resto del personal siempre se queda fuera de las oportunidades.  La madre es enfermera en un Hospital y sabe que los  puestos importantes siempre se los llevan los amigos del político de turno del área de salud.  ¿Sin conocer a esa familia podemos imaginar que esos padres enseñen a su hijo moralidad? ¿Podemos imaginarlos sacrificados para ahorrar todo lo que puedan para que su hijo estudie una carrera pensando que lo que cuenta es el merito y el esfuerzo?

Pues bien, les conozco y sé que se esfuerzan en enseñarles valores positivos a su hijo. Me consta.  Me pregunto sin embargo, si tendríamos  que considerarlos inmorales si supiéramos que le dicen al hijo que es importante hacerse amigo de un político o de un rector para avanzar en el mundo laboral.

De lo que no tengo duda es que la verdadera inmoralidad está en las reglas no escritas que rigen la selección de personal en la Universidad o en el Hospital. Quizás es mas inmoral quien pudiendo cambiar esas reglas no lo hace que quien se acomoda a ellas. Por mucho que se esfuercen esos padres en transmitirle valores morales y honradez a su hijo, puede que llegue un momento  en que ese chico  se pegue un tortazo en la vida, constatando en primera persona que lo que le habían enseñado sus padres sobre valores morales era muy diverso de la realidad y que sus padres eran sencillamente ingenuos o moralistas retrógrados.

Es una pena que en ciertos contextos, este tipo de corrupción como el  tráfico de influencias en forma de obtención de favores a cambio de dinero u otros favores o sin ni siquiera contracambio, sea algo normal. Normal significa, como sabemos,  que se  toma como norma o regla social.

Por supuesto que en los casos de  corrupción encontramos  falta de valores, carencia de una conciencia social, falta de educación, desconocimiento legal o poca autoestima. Dependa de lo que dependa, habría que empezar por aplicar reglas y controlar que se cumplan.  Quien quita la ocasión quita el peligro.

por @mbellido

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