«Musulmanes y cristianos, juntos, contra el terrorismo». Lo ha dicho hoy Francisco en Turquía hablando con Mehmet Gormez, presidente de Niyanet, el Departamento para asuntos religiosos, la autoridad religiosa islámica sumita turca.
Francisco ha trasmitido también su preocupación a las autoridades religiosas turcas, como lo hizo antes al presidente Erdogan: “la situación en Oriente Medio es trágica, especialmente es Siria y en Irak. Todos están sufriendo las consecuencias de estos conflictos y la situación humanitaria es angustiosa. Pienso en los niños y en el sufrimiento de tantas madres, e los ancianos, en los refugiados y a la violencia que allí se sufre. La principal preocupación viene por la violencia inhumana que están sufriendo las comunidades cristianas y yazidí a causa de su identidad étnica y religiosa por parte de grupos extremistas y fundamentalistas. Los han echados de sus casas, han tenido que abandonarlo todo para salvar la vida y no renegar de su fe. La violencia ha destruido edificios sagrados, monumentos, símbolos religiosos y patrimonio cultural, quizás con la intención de borrar toda huella y memoria.
No basta denunciar, decía el Papa, “las religiones tienen la responsabilidad de trabajar juntos por una paz concreta, a través de un dialogo creativo con nuevas formas”
Francisco, sigue trabajando por la paz y sigue repitiendo: “no paren de trabajar por la paz” El significado de este viaje a Turquía ha sido precisamente buscar el diálogo entre religiones y la paz en Oriente Medio. Francisco, cuya popularidad crece cada día mas entre católicos, judíos y musulmanes, sigue queriendo mostrar con hechos que el diálogo es posible entre las religiones y que pueden trabajar juntos por la paz. De este mensajero de paz tendrían que aprender mucho los diplomáticos de los gobiernos occidentales.
No puedo dejar de recordar en estos momentos las palabras de otro papa, Pablo VI, al concluir la encíclica «Populorum progressio»: «El desarrollo es el nuevo nombre de la paz »