Head of a man

Abstracción, surrealismo, expresionismo…, Paul Klee es todo eso y mucho más. Leo parte de los diarios que ha recogido y ordenado su hijo Félix, y rescato de mi memoria cuadros, formas y colores en óleo, acuarela y tinta que he contemplado en numerosos museos del mundo. Estos diarios, como toda su obra, revelan que el olvido sólo es un destino provisional. Recuerdos de su infancia en Suiza, de su familia, la amistad con Kandinskij y August Macke; sus viajes, observaciones y contemplación de la naturaleza, su relación con el color…
Klee en un gran artista, completo y entregado a la belleza. Nos ha dejado pintura y también literatura, música, filosofía de la creación.
Incansable investigador, usó el color de muchas maneras, manteniendo con él una relación que progresó en el tiempo. Llegó a decir: «El color me posee, no tengo necesidad de perseguirlo, sé que me posee para siempre… el color y yo somos una sola cosa. Soy pintor.» En esta ocasión, mientras me pierdo en su Head of a man, atesoro una frase suya que desvela, probablemente, cual fue el motivo central de su vida, lo que le empujó a sacar adelante tan sublime obra: “Error humano de los más peligrosos es olvidar aquello que se quiere lograr”.