No puedo negarlo, soy curioso. Me apasiona descubrir y practicar la curiosidad en modo “leonardino”. Con el pasar de los años, y los míos son ya 61, los seres humanos vamos adquiriendo una mayor conciencia del Tiempo y del Espacio y agudizando el sentido de la observación. En esa adquisición activa de información a partir de nuestros sentidos constatamos no solo la primacía de la Vida en nosotros y en nuestro entorno más cercano y lejano sino también la presencia de la conciencia en todas las manifestaciones de la Vida. Hoy constataba esta realidad, mientras delante de una pizarra trabajamos el grupo directivo de Informaria, para conformar el mapa y la hoja de ruta que nos ayudaran este año a refundar nuestra empresa informativa y conseguir nuevos objetivos. Constaba que esta conciencia personal y colectiva que tenemos los seres humanos procura un gran poder de invención, una capacidad de atracción o de aversión en nuestras relaciones y una imperiosa necesidad de plasmar en todo lo que hacemos el sello de lo irreversible.
Una pizarra en blanco, unos rotuladores y un grupo de personas con el deseo de dinamizar y reinventar una empresa, son capaces de descubrir, discurrir, elaborar, idear e ingeniar fruto de esta conciencia y de ese conocimiento personal y colectivo que todos llevamos dentro. La conciencia nos da la posibilidad de abordar la complejidad y en este caso se ha producido ese hecho visualizando e intentando en todo momento mostrarnos toda la informacion disponible con transparencia. Probablemente uno de los mejores métodos para que los equipos funcionen.
Una bonita experiencia que no renuncio a contaros.