Siempre he tenido una idea positiva de Europa y de su proyecto de unidad. No siempre comparto todo lo que se decide en Bruselas, pero eso no quiere decir que pierda la esperanza en una futura UE a medida y al servicio de sus ciudadanos. Por otra parte aunque necesitemos cambios, no podemos tirar por la borda 60 años de esta alianza de naciones ya que es un valor conseguido que no podemos desechar. Uno de esos cambios necesarios se refiere a la participación de los ciudadanos en sus instituciones. Europa necesita construir más mecanismos participativos plurales en su proyecto. En este sentido la familia tendría que estar más representada en las instituciones.
Europa la hacen los eurodiputados, los gobiernos, los pueblos… pero a la base están las familias. Es importante por otra parte, que consideremos esa cultura que nos une desde hace siglos con todo lo que tiene de común en lo familiar. Esa cultura de referencia no podemos perderla de vista a la hora de proyectar una Europa Unida. La familia es uno de estos puntos de referencia y un sujeto activo para la construcción del bien común. Por eso es necesario que los responsables políticos sostengan, apoyen, ayuden y legislen en favor de la familia. Veremos que nos dicen los candidatos a estas próximas elecciones sobre sus propuestas en favor de la familia. Habrá que tenerlo en cuenta a la hora de votar.