Escucho o leo noticias y experiencias de todo tipo a lo largo del día y algunas me parecen cuentos tristes, agudos y en algunos casos sombríos y carentes de esperanza. A veces el mundo se mueve por intrigas; juegos impecables del poder, fruto de la decadencia que vive actualmente una parte de la sociedad.
Muestran la inclinación de ciertas personas hacia lo infructuoso y lo estéril con tal de conservar el poder aunque se haga pisoteando y marginando el amor, que tendría que ser, entre los anhelos, el más profundo del corazón humano. Hoy me contaron una experiencia de manipulación de la realidad, de exhibición de soberbia e insolencia, de manejo y manipulación fácil de personas sencillas, generosas y sin maldad.
A veces el poder es impecable en sus actuaciones por mantener su posición de fuerza: engaña, confunde, esconde, enmaraña, compra voluntades pero sin mostrar su cara.
En la vida hay un cierto desdoblamiento en los seres humanos que somos, a la vez, actores y espectadores del propio o del ajeno sufrimiento, de modo que la reflexión surge a veces desde el sufrimiento propio y otras ante el sufrimiento ajeno. Todos, algunas vez, hemos sufridos las consecuencia de la arrogancia del poder y todos, algunas vez, a sabiendas o inconscientemente hemos abusado de él.
Logré que la experiencia que me relataron hoy no fuese un episodio distante. La llamada constante de mi corazón hacia la fraternidad, antiguo sueño de esa parte de la humanidad sana que reside sobre el planeta Tierra, me protege a menudo de todos los males del mundo y me acerca a los seres humanos como hermanos. Me hace comprender y aprender. Es como una música protectora que siempre resuena en mi interior y que me recuerda que aquí estamos de paso y que la guerra por el poder a cualquier nivel es un juego inútil. A la tumba o a la otra vida solo nos llevamos el tesoro de lo que amamos y de lo que nos dejamos amar.
Lo que vendrá en los próximos años, no lo sabemos con certeza, pero seguramente estamos ante un cambio de ciclo donde lo espiritual superará en valor a lo material. Los valores comenzarán a motivar los comportamientos.
La Belleza podrá ser la grúa que levante nuestra sociedad, ese lugar común, casi siempre mal usado, podrá dar aliento a la vida.
Claro que hay basura, muchísima basura y probablemente la seguirá habiendo, pero hay que volar por encima de ella. La Belleza y la Bondad perdurarán. Solamente necesitamos el deseo inevitable de vivirla aunque los poderosos quieran ingeniárselas para robárnosla y hacerla desaparecer a costa de los que sea. Buen motivo para pedir un poco de Belleza en nuestras vidas, en estas fechas en la que la ilusión mueve nuestros deseos.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com