El desencanto

¿Será consciente Zapatero, cuando echa las culpas de la crisis y de la marcha económica a otros, a los mercados, a la oposición…, de que al mismo tiempo refuerza entre los ciudadanos la idea de que estamos menos gobernados desde la Moncloa que desde el empuje anónimo de los ciclos económicos? ¿No se da cuenta de que tales mensajes producen en la gente desilusión y desmotivación? Si ya mucha gente desde hace tiempo ha dejado de creer en la política y en los políticos, con estas actitudes se pone en entredicho la misma razón de ser de los partidos. El discurso político de Zapatero ya ni entusiasma ni ilusiona. Su hablar es cada vez más triste, el de De la Vega no digamos, y el resto de los ministros siguen desaparecidos. El lenguaje de estos políticos se hace cada vez más abstracto y alejado del sentir popular. Las ruedas de prensa después de los Consejos de Ministros son aburridas, incomprensibles y desde luego no motivan a nadie. Son dolientes en su exposición, son agrias en los ataques a todo aquel que tiene un pensamiento distinto, y volátiles, por la certeza que ha calado ya en la gente de que casi nada de lo que se promete se cumplirá.
Probablemente todo esto haga que las personas se refugien cada vez más en lo privado, se vuelvan cada vez más individualistas y menos solidarias. Es lógico que, a la hora de votar, la gente se implique cada vez menos. Es lógico que todos se pregunten para qué sirve un gobierno de la nación cuando el paro aumenta a sus anchas, las autonomías tiran cada una para un lado, aumenta el fervor independentista, se le da más importancia al diálogo con los verdugos que a las victimas, se sigue protegiendo a ricos y banqueros y se machaca a recortes e impuestos a la clase media, se desvirtúa la familia, se acepta el aborto como derecho y no como anulación de una vida….
Zapatero, con la ayuda de sus Medios amigos, desempolvando a menudo la retórica anticapitalista, la memoria histórica y el modelo de Estado “padre protector y omnipotente”, está consiguiendo desencantar a la población, alejarla de las instituciones y extirparle la conciencia social y anular el poder que una sociedad civil tiene frente a sus gobernantes.¿Dónde parará todo esto?