Hillary Clinton será la candidata por segunda vez, la primera fue en el año 2008, a la presidencia de EE.UU en 2016. Si gana las elecciones se convertirá en la primera mujer presidente de los EE.UU.
Ya fue un paso importante en la política de los EE.UU. la elección de Obama, el primer afroamericano en dirigir la Casa Blanca. Este supondría otro paso importante que además marcaría un avance hacia la igualdad.
Hillary sin embargo no es la primera en conseguir la presidencia de una nación, ni tampoco la que ha logrado abrir ese camino. En estas décadas lo ha hecho la canciller alemana, Angela Merkel, Dilma Rousseff al frente de Brasil, la Presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf, incluso Christine Lagarde, director gerente del Fondo Monetario Internacional, que hoy sigue luchando en contra el dominio de los hombres en los centros de mando financieros y políticos.
Hillary forma parte de una generación de mujeres fuertes. Creció durante el período de los baby boomers, vivió el 68 y combatió en muchas batallas del feminismo en EE.UU. Aprendió a competir con los hombres, usando sus mismas armas y ahora plantea su asalto a la presidencia del país más poderoso del mundo.
Ella fue la primera dama desde 1993 hasta 2001, después fue senadora desde 2001 a 2009. De 2008 a 2012 fue Secretario de Estado, la tercera mujer en ocupar un cargo tan delicado.
Ha sufrido escándalos de «familia» (recordamos todos el escándalo que protagonizo el marido Bill con la becaria Mònica Lewinsky) También ha pasado por escándalos políticos (el último fue el del uso de su correo electrónico privado para las relaciones diplomáticas cuando era secretario de Estado). De todo ha sabido salir ilesa con astucia y habilidad.
Hillary ha lanzado su candidatura con una campaña que presta más atención a lo social que a la política exterior o al terrorismo. Habla de las mujeres, de los negros, de los hispanos, de los asiáticos, de los jóvenes y de los gay, como muestra en el reciente video que ha lanzado. En una América que siempre busca champions, ella quiere ser la numero 1.
Si lo consigue no solo llegará a ser la mujer más poderosa del mundo, también conseguirá ser la mujer que con 67 años de edad (ya abuela) no tira la toalla y decide lanzarse en un proyecto de tanta envergadura.
Para muchas mujeres va a ser un modelo a seguir, para otras, quizás las más jóvenes, tal vez un modelo demasiado engorroso. Para conquistar realmente al corazón de las mujeres, y no sólo a las americanas, tendrá que deshacerse de algunos estereotipos: la de mujer ambiciosa y dispuesta a todo, incluso a hacer la vista gorda con las aventuras de su marido, y la de hacer una política demasiado enraizada en el Sistema. Tendrá que bajar del pedestal del poder y pisar la calle.
Es una apuesta interesante. Veremos qué pasa.